El pasado 16 de febrero, en el paraje montañoso de Tous, la televisión ETB2 grababa un programa junto a la fosa en la que fueron encontradas sin vida Míriam, Toñi y Desirée, conocidas como “las niñas de Alcácer” por la repercusión que tuvo dicho caso. Durante su emisión, uno de sus entrevistados se dio cuenta que había un diente premolar en el suelo, muy cerca del lugar donde estaban enterradas las víctimas, y que presentaba signos de haber estado mucho tiempo en el lugar por su estado de exfoliación.
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El descubrimiento lo hizo el antropólogo forense Francisco Etxeberria, quien estaba siendo entrevistado por los periodistas allí presentes, y a unos veinte centímetros de donde se encontraba la fosa, le pareció ver algo que no debería estar allí. Etxeberria le quitaba hierro al asunto frente a los medios que le preguntaron por el hallazgo, asegurando que este “fue casual, estaba mirando al suelo y lo encontré”, también señaló que “es normal que se puedan quedar huesos diminutos en un levantamiento de varios cadáveres en estado de descomposición, y si esto sucede en un paraje poco transitado es más fácil hallarlos porque no los pisa nadie”.
Para poder preservar la prueba, Etxeberria le hizo una fotografía que luego ha trascendido a los medios, y se dirigió al cuartel de la Guardia Civil de Llombai para informar del hallazgo y que se llevará a cabo el procedimiento correspondiente. Al día siguiente, dos agentes del laboratorio de criminalística de la Comandancia de Valencia, acudieron al lugar y recogieron el diente.
Posteriormente, fue remitido al Departamento de Biología del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil, donde será sometido a una serie de pruebas entre las que se intentará extraer ADN para comprobar y verificar si pertenece a una de las niñas.
Antecedentes
Este pasado enero, se han cumplido 24 años del hallazgo de los cuerpos en el paraje de Tous. Fue en 1993 cuando fueron descubiertos los cuerpos de las tres jóvenes, setenta y cinco días después de que fueran vistas por última vez haciendo autoestop para dirigirse a la discoteca de la localidad vecina de Picassent. Tenían entre 14 y 15 años, y su caso tuvo una gran repercusión entre los medios de comunicación nacionales, debido a las condiciones en las que fueron encontradas y el trato que se les había dado antes de su asesinato.
Las investigaciones policiales señalaron a Antonio Anglés y Miguel Ricart (de 26 y 23 años respectivamente en dicho momento) como presuntos autores de la masacre.
Anglés, considerado como el presunto autor material de los hechos, sigue aún en paradero desconocido después de 24 años en los que se le perdió la pista en el mismo momento en el que saltó al mar el 15 de marzo de 1993 al verse descubierto por los tripulantes del barco en el que viajaba huyendo del país.
Por su parte, Miguel Ricart, fue detenido y condenado a 170 años de prisión. Aunque el pasado 29 de noviembre de 2013, y debido a la derogación de la Doctrina Parot, fue puesto en libertad, tras un juicio que levantó mucho revuelto entre la sociedad española ya que sólo cumplió 20 años en la cárcel de Herrera de la Mancha (Ciudad Real).
En recuerdo a las jóvenes y a su terrible muerte, junto a la fosa crecen tres sabinas que alguien plantó en su momento como pequeño homenaje a las víctimas.