No es que el nuevo líder mundial en ventas haya anunciado que deja de fabricar automóviles sino, más bien, supone un cambio en la filosofía de la empresa. Así lo anunció el presidente de Volkswagen en España, Francisco Pérez Botello, en un encuentro con la prensa. La compañía alemana deja de considerarse un fabricante de automóviles para convertirse en un proveedor global de servicios de movilidad sostenible.
Se trata de una medida más en el esfuerzo hercúleo de Volkswagen por lavar su imagen después del Dieselgate, el fraude cometido en las emisiones de los motores diésel en Estados Unidos. Desde entonces, la compañía ha vivido un proceso de transformación espectacular, que le ha llevado desde la reducción de la plantilla, hasta la sustitución de algunos proyectos por otros más ecológicos y una ambiciosa apuesta por el desarrollo de tecnologías relacionadas con la conducción autónoma y vehículos eléctricos. Hasta tal punto que la casa de Wolfsburgo quiere convertirse en el primer fabricante mundial de coches cero emisiones.
De esta forma y, como subrayó Pérez Botello, Volkswagen pretende tomar ventaja frente a sus competidores a la hora de adaptarse al futuro, a un nuevo entorno en el que los motores térmicos serán eléctricos, el uso del vehículo pasará de ser privado a ser compartido y la conducción dejará de ser humana, en favor de los nuevos sistemas autónomos.