Antonio Jiménez González, más conocido en el mundo flamenco como Antonio de Canillas, falleció ayer en Málaga. El gran cantaor de flamenco, el más veterano de los cantaores malagueños, nació en Canillas de Aceituno, el 21 de agosto de 1929. Con más de 40 años de carrera como cantaor flamenco, numerosos escenarios de Málaga y la provincia han sido testigo de su arte, que con el paso de los años ha sobrepasado fronteras siendo un referente en el mundo entero.
Era un gran conocedor y experto en todos los palos del flamenco, dominando a la perfección cada uno de ellos. Era reconocido por ser un gran saetero y precisamente él creó la saeta malagueña.
Fue el cantaor que más malagueñas distintas ha interpretado, siendo fiel a la petenera de la Rubia de Málaga. Cuenta con numerosos premios nacionales entre los que destaca la Lámpara Minera del VI Concurso del Cante de Las Minas de La Unión (Murcia,) en su edición del año 1964. Además ha participado en el Festival Flamenco Ciudad de Málaga, en el Aula Municipal de Flamenco y en Los Jueves de la Crítica de Málaga en Flamenco, donde se homenajeó su trayectoria por parte de la Diputación Provincial, y se editó una biografía escrita por Gonzalo Rojo. Igualmente participó, como una de las principales figuras, en la I Edición del Festival ‘Málaga en Flamenco’.
En el próximo Pleno Municipal se aprobará la concesión de la medalla de la Ciudad y el nombramiento de hijo adoptivo de Málaga a título póstumo.