La madre y la abuela de una niña de nueve años fallecida en Arizona (EEUU) han sido acusadas de asesinato en primer grado y maltrato infantil, después de descubrir que la pequeña estaba infestada de piojos cuando murió y que eso le provocó una anemia que la llevó a la muerte. Sandra Kraykovich, de 38 años, y Elizabeth Kraykovich, de 64, fueron detenidas en un principio solo por malos tratos. Las autoridades determinaron que ambas descuidaron tanto a la menor que ha fallecido como a sus sus dos hermanos, de 11 y 13 años, según informa el diario estadounidense The New York Post.
La autopsia determinó que la niña murió de "anemia por infestación de piojos no tratada, con desnutrición como factor contribuyente". La pequeña también tenía acumulación de líquido en los pulmones, necrosis hepática y una deficiencia de hierro, indica el mismo medio. Sus hermanos, que también sufrían una grave infestación de piojos, fueron puestos bajo la custodia de otros familiares, según el periódico local Arizona Daily Star.
Los bomberos de la localidad de Tucson, donde han ocurrido los hechos, acudieron al apartamento de la familia en el barrio de East Gold Links Road, donde la niña fue declarada muerta después de que los médicos intentaran salvarle la vida, apunta el Post. La madre relató a la policía que su hija sufría de anemia y había estado enferma, describiendo los síntomas como vómitos, fiebre, dolor de cabeza, dificultad para respirar y problemas de equilibrio.
Los oficiales quedaron impactados al ver cómo los piojos comenzaban a cubrir la cara de la niña muerta. "Al inspeccionarla más de cerca, se descubrió que había una enorme cantidad de piojos en su pelo", han explicado. Al parecer, uno de los hermanos mayores dijo a los investigadores que su madre había intentado tratar los insectos con un enjuague bucal.
La policía ha comprobado que Sandra envió un mensaje a su novio el 21 de marzo, explicando la situación. El hombre instó a su pareja a llevar a la menor al hospital, pero ella no lo hizo, según el informe de los agentes. Elizabeth, la abuela, que está jubilada y cuidaba de los niños cuando su hija trabajaba, se quejaba de que ésta le dejara el problema a ella porque no estaba en casa, y acusó a Sandra de estar más interesada en salir con su novio que en cuidar a su hija enferma. La madre dijo a los investigadores que le daba pena llevar a la niña al hospital por el problema de piojos que tenía, y admitió que de haber recibido atención médica antes, se habría salvado.