Los efectos devastadores del cambio climático en Latinoamérica continúan registrándose en la mayoría de los países de la región. El proceso perturbador de estos fenómenos climatológicos sigue elevando los niveles de pobreza, ocasionando heridos y numerosas víctimas mortales todos los años. Centenares de familias constantemente pierden sus casas, apartamentos, comercios y automóviles, debido a fenómenos naturales como las tormentas, intensas lluvias, huracanes, tornados y sequías. Igualmente todos los años se pierden muchas cosechas, sembradíos y cultivos en zonas rurales o indígenas de Latinoamérica, lo que implica un aumento de la insuficiencia alimentaria y más hambre, especialmente en los sectores poblacionales más pobres.
La calidad de vida de la clase social media se ha deteriorado considerablemente. Este sector poblacional generalmente está conformado por personas que tuvieron la posibilidad de acceder a la educación, es decir, son trabajadores formales, técnicos y profesionales, pero igualmente tienen severas dificultares para mantenerse y para crecer económicamente. La insuficiente producción agrícola y el aumento del precio de los combustibles aumentan los precios de los alimentos en las ciudades y, por consiguiente, los salarios de los trabajadores de la clase meda son insuficientes para comprar alimentos en los mercados. Esto significa que la clase social media trabajadora no la está pasando bien.
La caída del poder adquisitivo del salario
Las debilidades salariales en los países de América Latina también contribuyen a elevar los niveles de pobreza. Los sueldos y salarios de los empleados son débiles e insuficientes para pagar los créditos hipotecarios, los alquileres, el transporte, los préstamos bancarios de autos, el mantenimiento de los niños, ancianos, enfermos, mujeres embarazadas, discapacitados y ancianos; e inclusive de las mascotas, porque todos representan una carga económica fuerte para el golpeado presupuesto familiar.
A las grandes turbulencias económicas que ha provocado el cambio climático en la gente también se le agregan los efectos perturbadores que ha generado la pandemia de coronavirus en América Latina. El sector turístico es uno de los más golpeados. Miles de empresas relacionadas con esta área de la economía siguen registrando enormes pérdidas económicas. Nadie viaja en pandemia. Hoteles, posadas, hostales, resorts, restaurantes, tabernas, líneas aéreas, agencias de viajes y centros comerciales siguen en quiebra. Aunque Latinoamérica tiene encantadores paraísos naturales para las vacaciones, estos exuberantes sitios turísticos no han recibido este año la cantidad de visitantes que normalmente recibían todos los años. Simplemente la gente no tiene dinero para viajar. Y la inminente llegada de la temporada navideña no se vislumbra positiva.
Aumenta la pobreza extrema en América Latina
Los esfuerzos gubernamentales para ayudar a las familias a recuperarse de esta grave crisis económica y sanitaria que agobia a América Latina deben fortalecerse. En naciones como Haití, Venezuela, México, Guatemala, Honduras, Chile y El Salvador las cifras de pobreza extrema han aumentado considerablemente. Especialmente en las zonas rurales, donde miles de ciudadanos permanecen en albergues, tras haber perdido sus casas y enseres, como consecuencia de las intensas lluvias, deslaves, inundaciones y derrumbes. Una vez más, lo han perdido todo. A estos damnificados se le suma la gran cantidad de población migrante que también necesita ayuda y vive confinada en albergues temporales. Unos lugares que, según han denunciado algunas organizaciones defensoras de los derechos humanos en América Latina, no cuentan con los servicios básicos para albergar a las grandes cantidades de familias que piden ayuda, están colapsados de inmigrantes y donde reina la insalubridad y el hacinamiento.