¿Qué tal Diego? ¿Cómo estás? Hace más de una semana que te marchaste sin avisar. ¿Has llegado bien por allí arriba? ¿Cómo es aquello? ¿Qué temperatura hace? Estoy seguro de que lo primero que habrás hecho nada más llegar es preguntar si hay algún equipo de críos a los que entrenar, si necesitan ayuda para implantar en el cielo un balonmano de calidad, de corazón, de pasión, como sólo tú sabías.
¿Te acuerdas la primera vez que hablamos? Yo sí, hace la friolera de casi 17 años. De casualidad os vi entrenar en Carranque y yo, que empezaba en el mundo de la radio, te propuse una entrevista para que me contases como hacíais los viajes. ¡Qué inocente era Diego! ¿Te acuerdas de que te pregunté que si dormíais en hoteles en los viajes? ¿Que si cenabais en restaurantes? Me respondiste entre risas que ya quisierais, que era viaje de ida y vuelta y con bocadillos en papel aluminio. Ese fue el primer impacto que me causaste: amor por un deporte; y desde ese momento me dije, «Javi, tienes que pegarte a este hombre, porque te va a enseñar mucho del deporte».
Qué poco me equivoqué Diego. O sí, porque me quedé corto. No sólo me enseñaste del deporte, lo hiciste de la vida. Conocerte me abrió la puerta a lo que es hoy día un pilar para mí, el balonmano y su gente. Me ha dado el hermano que nunca tuve, Suso, los consejos y sabiduría de la «presi vitalicia» Carmen Morales de Setién, la enseñanza diaria, fortaleza, valentía y exigencia de tu Pepa, el cariño de cientos de aficionados, jugadoras y en definitiva un sinfín de sensaciones y emociones que desde hace 17 años tú, con tu infinita sonrisa, me invitaste a descubrir.
Ahora que te has marchado me doy cuenta de que todo lo que el balonmano me ha dado ha sido yendo de tu mano. Hemos llorado juntos, hemos atravesado momentos de incertidumbre, de tensión, de nervios, pero sobre todo hemos reído. ¡Vaya que si nos hemos reído! Anécdotas que no entrarían no ya en una página del periódico, es que daría para varias ediciones.
Pero cuéntame. Desde ahí arriba, ¿cómo se ven las cosas? ¿cómo va el tema de las comidas? Supongo que no habrás dejado tu colacao mañanero con magdalenas. ¿Te acuerdas cuando en uno de los viajes Suso le echó colacao a un yogurt? Fue verlo y se te antojó. Me voy por las ramas Diego…
Aquí ya sabes que tus «panteras» están deseando empezar la temporada y luchar cada pelota, cada segundo, cada partido, «a carajo sacao» como tú decías. Hasta el minuto 60 juntas, confiando la una en la otra.
Va a ser un año difícil pisar el 40×20 del Pérez Canca y no verte allí pegando pelotazos al balón, apostando con Suso quién le da antes al larguero de la portería; o haciendo todo el trabajo previo a un partido, porque sí. Al final, aunque nos tuvieses a nosotros para ayudarte, lo terminabas haciendo todo, estabas en todo y nada se te escapaba. Dicen que nadie es imprescindible, pero eso es mentira. Diego, tú si lo eres. Y si no vamos a tirar la toalla es porque aunque nunca vamos a estar a tu altura, no vamos a dejar que tu legado se vaya contigo. Tú puedes entrenar ahora en el cielo, que aquí abajo te prometo que vamos a arrimar el hombro, con la «espalda ancha», para seguir poniendo el nombre de Málaga, a la que tanto querías, lo más arriba posible.
Por cierto, ¿te has enterado? Van a poner tu nombre al pabellón de Puerto de la Torre. Qué cosas tiene la vida Diego, ¿Te acuerdas cuando te decía que merecías el nombre de una calle, o de una avenida? Tú siempre me decías: «Ni de un callejón me lo van a poner». Lo que es la vida Diego, no vas a llevar el nombre de una calle, lo vas a hacer en todo un pabellón.
Bueno no quiero extenderme más. Supongo que al estar recién llegado tienes mil cosas que averiguar y que preguntar, pero no dejes de contestar desde ahí arriba. Espero que el wifi llegue bien y pronto tengamos noticias tuyas. Sé que nos harás saber que estás bien, sé que notaremos tu presencia en cada partido y sé que con tu eterna picardía y aprovechando que nadie te ve, intentarás echar una mano parando algún balón o ayudando con algún gol. Pero no seas muy descarado.
Amigo mío, cuídanos desde allí, nosotros desde aquí vamos a luchar más juntos que nunca, pero eso ya lo sabes. Cuídate mucho y descansa. Eterno Diego Carrasco.