Nos hemos levantado esta mañana con la noticia en el digital de Marca de críticas muy duras hacía el Rincón Fertilidad Málaga equipo que milita en la DHF, máxima competición nacional del balonmano femenino, por parte de dos ex jugadoras, Paula Valdivia y Agustina López, en ambos casos dos jugadoras a las que el club despidió en su momento en diferentes temporadas.
Vaya por delante que creo ciegamente en dos cuestiones básicas no sólo en el deporte, sino en la vida, la libertad de expresión y en la defensa de los derechos que cada uno tiene ante circunstancias a las que enfrentarse en cualquier momento de la vida. Cualquier deportista sea de la modalidad que sea, debe denunciar si piensa que su despido ha sido injusto o que las cantidades a finiquitar no son las que deberian. Otra historia es que se confunda el fondo con la forma o que se criminalice a un club por un despido.
Las cartas, para quien no las haya leído estan publicadas por la web Deportecienporcien que dirige Vicente Soler, aquí puedes leerlas https://deportecienporcien.com/duras-declaraciones-contra-el-rincon-fertilidad-malaga/. Como dije antes, Paula Valdivia está en su derecho de salir al paso de Agustina y de mandar dicha carta, dura, muy dura, pasados tres años desde su salida de Málaga. Se advierte cierta ojeriza por parte de Valvidia en dicha carta, sobre todo si tenemos en cuenta que quiere eregirse en abanderada de las dañadas por clubes, en tal caso y si de verdad se quiere asumir ese papel, hay que contar la verdad completa y no a medias, sesgada e interesada. Según ha podido saber este medio, a Paula Valdivia se le adeuda o adeudó nóminas en Zuazo por retrasos del propio club, una circunstancia que desgraciadamente no es única y que no por ello hay que demonizar al club de Barakaldo, a buen seguro intentarán a la mayor brevedad posible ponerse al día con su plantilla si es que no lo ha hecho ya, algo que este mismo año ha pasado también con equipos como el Canyamelar Valencia, donde han estado meses sin cobrar.
A mi juicio el problema de esta situación parte de la hipocresía con la que se trata el asunto, aficionados, jugadoras y clubes nos llenamos la boca diciendo que queremos ver crecer la liga, que debemos caminar a la profesionalización de la misma y que el espejo en el que mirarse es la liga francesa, la danesa o la húngara por poner varios ejemplos. Tras la noticia de Marca sobre las cartas de Valvidia y López se han leído en redes sociales críticas al club malacitano, en algunos casos desorbitadas y con ánimo de dolo, y lo que es peor aún, alguna crítica llega de jugadoras de la propia liga y si profundizamos más, nos damos cuenta que muchas de esas críticas vienen de jugadoras que cobran en su club una miseria y sin contrato o con contrato precario. ¿Qué quiero decir con esto?, que la hipocresía no hará jamás crecer la liga, criticamos que un club haya procedido a despedir a una jugadora a la que se la tenía cobrando incluso por encima del tope salarial del club, una ficha que pocos equipos pagan en esta liga y con un contrato a 40 horas semanales, profesional tal y como exige la federación para jugar en competiciones europeas, aunque dicho sea de paso, ese límite salarial de equipos como Bera Bera, Rocasa, Gijón o Málaga me sigue pareciendo poco para lo que una liga profesional se merecería, pero teniendo en cuenta los sueldos que maneja el balonmano femenino español, están en la parte alta de retribución que se puede obtener actualmente en España.
Tambien se ha leído a jugadoras defender la posición del club, alegando a que es bueno escuchar ambas versiones, claro está. Málaga ha tenido la mala suerte de encontrarse en esta situación dos veces en cinco años, pero no seamos hipócritas, esta situación se da en todos los deportes, en el fútbol y sin salir de Málaga, al ex tecnico del Málaga CF Muñiz, se le despidió y al no llegar a un acuerdo, deberá ser un juéz quién decida si la razón la tiene club o entrenador. Esto mismo ha pasado en infinidad de ocasiones en la Liga Endesa de baloncesto, prácticamente ningún equipo se ha salvado de verse inmerso en un tema legal de finiquitos o cortes de contratos. A más profesionalización, más fácil es que se den estas circunstancias, en cualquier empresa si contratas a un trabajador aceptando ciertas exigencias por parte del mismo y accediendo a que cobre más que el resto, si luego rindes por debajo de lo esperado y compañeros que cobran menos que él se situan en un rendimiento superior, lo más normal es que la empresa decida poner fin a la relación laboral, no quedando exento de que el trabajador no estando conforme denuncie y que la empresa defienda sus intereses.
¿Cuantas jugadoras no denuncian su situación por ser complices de la misma?. En muchos casos la jugadora cobra poco y mal, cuando una profesional, o que al menos quiere serlo, acepta cobrar en negro, está entrando en el mismo juego de ilegalidad que le propone el club, por tanto es lógico que no se denuncie, ambas partes saldrían mal paradas, uno por ofrecer cobrar en B y la otra por aceptarlo.
Todo esto viene al hilo como decía anteriormente de la hipocresía que se mueve en la liga, jugadoras con contratos de dos horas al día o sin contrato, que cobran una miseria y en muchos casos lo hacen en B, que saltan a criticar a un club, que por contra intenta estar entre los de arriba en cuanto a consideración en el pago y en condiciones de contrato. ¿Se imaginan al Gyor, Bucaresti, Rostov o Metz que por despedir a una jugadora se viese envuelto en una crítica de este estilo?, seguramente lo tomaríamos como algo normal, si la han despedido será por que no está rindiendo, pero si esto pasa en España, es que el club lo está haciendo mal, de verguenza y cosas aún peores que se han podido leer en redes.
Si de verdad se quiere crecer en España en cuanto al balonmano femenino más valdría poner el punto de mira sobre los que contratan dos horas al día o pagan en B, más que sobre los equipos que quieren profesionalizar cada año un poquito más nuestro balonmano, pero viendo que las críticas vienen en muchos casos de jugadoras que están sufriendo contratos y pagos precarios y en negro, poca esperanza queda a día de hoy. Cuanto antes asumamos que los despidos son una parte más de nuestro deporte, mejor nos iran las cosas por que será una señal inequivoca de que caminamos hacía la profesionalización que tanto anhelamos.