El año pasado llegó a mis oídos que la famosa saga de Star Wars, había sido rechazada por muchos directores pensando que era algo que no daría resultado, espadas láser, un pequeño “monstruito” verde que es el mandamás… Era demasiado fantástico para que alguien pudiera sentir interés. Poco después, el director estadounidense, George Lucas, fichó por ella y todos saben el éxito que supuso todas y cada una de las películas que se hicieron, sobre todo las 6 primeras.
En el año 1977 se estrenó la primera entrega de La Guerra de las Galaxias, Lucas decidió llevarla a la gran pantalla porque creía que tenía potencial. No hay más vuelta de hoja, un gran éxito que nada tuvo que ver con el gobierno. A menos que hablemos de la trama de este largometraje, la política no ejercía ningún poderío en este campo.
¿Qué pasa hoy día? [Sumario]Los políticos más influyentes de todo el mundo están detrás de todas las decisiones que se toman en la afamada Gala de los Oscars, o esa es la teoría que coge más peso después del fiasco que se llevó el reparto de La La Land. Pasó algo muy similar en la gala de Miss Universo de 2015 en la hubo un error al mencionar el nombre de la ganadora. Casualidades de la vida, aquella era la primera gala en la que Donald Trump no ejercía como presidente del concurso y las malas lenguas aseguran que tuvo mucho que ver en la decisión final.
A mí, sinceramente, me indigna, pero entiendo que no por eso vamos a dejar de ir al cine a pasar un buen rato y enriquecer nuestra cultura. Lo único que pido es que la política se deje de lado por una sola vez, que los grandes entendidos de la materia juzguen qué estreno ha sido más rompedor, qué película tiene ese trasfondo que hace que el público se emocione y anhele que su duración se prolongue.
El cine es un arte que lleva siglos haciéndonos disfrutar, no lo ensuciemos con las manos de personas que llevan escritas a fuego en la sangre la palabra corrupción.