La semana pasada sonaban las alarmas cuando tras una Gala de GH VIP muy tensa y en la que fue muy cuestionado, Jorge Javier afirmaba que ya no aguantaba más y quería desaparecer.
De sobras es sabido que el presentador que dice no leer las críticas, en realidad las lleva muy mal. En este caso, justo es decir que los hooligans de la señorita Inca se pasaron tres pueblos y cinco pedanías en los exabruptos vertidos hacia él.
Cada vez es más cuestionado su papel como presentador de GH VIP, que mucha gente, ignoro el motivo, está empeñada en confundir con GH, cuando no tiene nada que ver. Se alzan voces pidiendo la vuelta imposible de Mercedes Milá, ya que nunca presentó el formato VIP.
Este GH VIP ya no divierte, se ha convertido en un reducto de fans desatados que no toleran el pensamiento diferente e insultan y atacan sin medida a quien no defiende a Miriam haga lo que haga, aunque se comporte de forma insultante y provocadora.
La soledad ¿Del triunfador?
Esta semana sigue de bajón, ahora personal y lo cuenta naturalmente en su blog de Lecturas: “Llega el fin de semana y estoy más solo que la una” A Jorge Javier le gustaría salir, pero tras su ruptura con Paco, no tiene con quien, por lo que pasa el fin de semana en pijama y zapatillas.
Se queja de no haber practicado vida social mientras estaba con su pareja y no hay amistad que supere un alejamiento de 10 años, cuando además esos amigos están emparejados. Jorge no está ni para citas a ciegas ni para zarandajas, sobre todo ahora que ha descubierto lo de ligar a distancia por Internet. Mucho más cómodo, dónde va a parar.
No le apetece salir solo de caza, los años comienzan a pesarle casi tanto como las críticas a su labor por parte sobre todo de las y los hooligans saavedristas, que no cejan en su empeño de hacer ganadora a su ídolo y que no soportan la mínima crítica hacia ese dechado de virtudes peruana, arremetiendo con saña contra cualquier voz discordante y a Jorge Javier lo tienen enfilado.
Jorge se siente viejo
Desde luego al de Badalona cuando le da el bajón, parece que es difícil que remonte. A sus 48 añitos de nada, Jorge se siente de vuelta de todo y como dice el tango está “solo, fané y descangayado”. Mal asunto. Los males del alma no los arregla ni la dieta, ni el botox, ni la lipoescultura.
Jorge Javier se siente viejo por dentro, la peor vejez sin duda, aunque feliz. Cómo para no estarlo, teniendo trabajo y una situación económica envidiable que le permite vivir como un duque.
Pero sentirse viejo a los 48 años es muy peligroso, supone el primer paso para somatizar físicamente esa vejez anímica y eso nunca acarrea nada bueno. Los achaques físicos, si que influyen en cómo se siente uno.
Parece que su coach ahora es el maestro Joao, que lo ilumina con su sapiencia: “Toma decisiones, provoca cambios, actúa. Suéltate, equivócate, enfádate, arrepiéntete, pero se feliz”. Jorge reflexiona y dice que le hará caso y que está deseando que llegue el verano para lanzarse a la calle y soltarse la melena. Es un decir, claro.
