Ayer martes 17 de julio se vivieron en Sálvame unos minutos angustiosos, con una Mila Ximénez que no atendía a razones y se paseaba por plató vociferando, de forma errática y como enfadada con el mundo, sin que Paz Padilla supiese mediar, evitando así la escalada de despropósitos que salían por la boca de la colaboradora.
Todo comenzó cuando Paz entrevistaba (o más bien se reía) a Chiqui y a su marido Borja a propósito del maestro Joao y su cambio de actitud tras Supervivientes respecto a ellos. Mila que según sus palabras ya venía enfadada de casa, arremetió contra Chiqui sin atender a razones.
Su paranoia llegó al punto de sentirse amenazada por lo que Chiqui podía contar, embistiendo contra ella fuera de sí y a pesar de que todas sus compañeras insistían en hacerle ver que estaba equivocada, entró en bucle y no había forma humana de pararla.
Pasó algo parecido el lunes 16 de julio, cuando mientras comentaban sobre la boda de Diego Matamoros, se puso a vociferar que esa boda no le importaba a nadie y que Diego era más traidor que su padre Kiko Matamoros.
Su estrepitoso fracaso como diseñadora de joyas
Ese hecho podría ser junto con el de haber salido a la luz su íntima amistad con la estafadora de los famosos, ahora en prisión, una pequeña justificación a esas salidas de tono continuadas de Mila Ximénez.
Lo cierto es que ella al igual que ahora Terelu, quiso poner en marcha un negocio de joyas que prometía ser lucrativo, pero que en pocos meses ha resultado un fiasco. Las joyas, producto de su asociación con Gustavo Marinaro artista argentino afincado en España, hace tiempo que ya no están a la venta.
Justo es decir que era difícil encontrar atuendo adecuado para lucir unos collares tipo babero, excesivamente grandes, recargados y poco aptos por su peso para mujeres con problemas de espalda o cervicales.
Puede que todo esto haya influido en la falta de ventas con la consecuencia del cierre del negocio.
Hay algo más. En uno de esos momentos en que los micros no se cierran y ponen en un aprieto a los colaboradores, se oyó a Mila hace unas semanas decir: "Estoy perdiendo la visión de este ojo", mientras hablaba con el director del programa. “No veo bien. Si es que los disgustos…". Suponemos que fue algo momentáneo, pero no podemos descartar nada.
Puede que sus problemas personales sean de más gravedad de lo que aquí apuntamos, pero eso no le da derecho a conducirse con malos modos, creando broncas con sus compañeros y con los invitados, tarde tras tarde y ofreciendo un comportamiento soez y tabernario.