En el invierno de 1995, Anabel y su madre reciben una llamada a casa. Era la directiva de RTVE que ha elegido a la "niña" para representar a España en Eurovisión. Anabel tenía 19 años y su madre comenzó a llorar de emoción. La joven emprendía un gran reto, pero también una gran oportunidad para su naciente carrera de vocalista. Fue una selección interna dentro de los estudios de TVE, eligiendo según las maquetas y las propuestas que llegaban de productores musicales que colaboraban con la cadena de televisión pública habitualmente. La maqueta de Anabel Conde dejaba alucinado a todos, tenía (tiene) una voz magnífica y la manera de sostener la canción era de gran profesional.
Desde adolescente comenzó a interesarse por la música negra y con apenas 16 años el ayuntamiento de Fuengirola, donde vivía y vive ahora trabajando de maestra de inglés y música, le financió su primera maqueta. Con esa grabación viajó a Madrid, teniendo la fortuna de caer la maqueta en manos de un representante. Esa voz le dejó impresionado, saliendo de esa joven menuda que ni siquiera había llegado a la mayoría de edad, proponiéndole una sesión de prueba en la discográfica multinacional BMG Ariola.
La maqueta que llegaría hasta los responsables de RTVE para elegir representante en Eurovisión 1995 de Anabel Conde, fue el tema Vuelve conmigo. En un principio no se contaba, como casi siempre, con España entre las favoritas. Pero tras los últimos ensayos, la interpretación de Anabel llevó a España a los primeros puestos en las apuestas. Estaría, seguro, entre los cinco primeros puestos. Hasta ahí no había problema, TVE deseaba quedar bien pero no ganar, según una teoría de la “conspiración” que luego ha defendido Conde con el paso de los años. Sin embargo, los diarios de Irlanda, donde se celebraría la gala, la daban como Nº 1, la favorita para ganar.
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Al final, tras pasar muchos nervios la directiva de RTVE por pensar que ya les tocaba una inversión millonaria para organizar el siguiente concurso de Eurovisión, la canción ganadora fue una controvertida pieza de los noruegos del grupo Secret Garden, titulada Nocturne, y que sería luego acusada de plagio. Es decir, España pudo haber recurrido y ganar un certamen que lo tuvo casi ganado. RTVE no hizo el más mínimo intento y eso es lo que Anabel ha estado denunciando durante toda su carrera.
En su pueblo, Fuengirola, la recibieron como una heroína y una plaza lleva su nombre. Su carrera, después de Eurovisión, no tuvo la consideración que se merecía por la calidad de su voz a causa de unos malos gestores de la productora española que la contrató. Anabel ha seguido cantando y entre algunos eurofans es todo un mito. Sin embargo, la cantante no vive de su música. Recientemente ha denunciado haber sufrido acoso ( un productor en sus primeros años) y marginación, no sólo de RTVE. Ella, a pesar de todo, se muestra satisfecha con todas sus vivencias y, sólo, le gustaría que ese 2º puesto de 1995 fuese más reconocido y sirviese de ánimo para Amaia y Alfred.