Aun cuando la pobreza creció en el 2019 en Suramérica, el Banco Mundial prevé un leve crecimiento en el año 2020 para las economías de Brasil, que podría situarse en 2,5%. Esto a partir del desarrollo de programas socioeconómicos inclusivos, la ejecución de inversiones la capacitación laboral y el aprovechamiento del financiamiento privado en la atención de las necesidades de la región.
Las economías de los países de América del Sur presentan actualmente grandes debilidades, como resultado de la ejecución de planes gubernamentales ineficientes, la corrupción, el narcotráfico, la competencia desleal del comercio, la trata de personas, el descontrol de la natalidad, la falta de medicamentos, la ausencia de centros de salud, la pérdida de cultivos por la propagación de plagas y las inundaciones que ocasionan las fuertes lluvias.
Todos estos obstáculos les han impedido a las familias mejorar sus condiciones de vida y tener acceso al empleo formal, a la educación de calidad, al ahorro, al crédito hipotecario y de autos. El desempeño económico del trabajador se ha tornado débil en los últimos años y esto ha ocasionado un aumento de las migraciones hacia Norteamérica y Europa.
Según el Fondo Monetario Internacional, en el año 2019 el listado de los países con mayores niveles de pobreza estuvo conformado en primer lugar por Haití, seguido de Nicaragua, Honduras, Venezuela, Bolivia, El Salvador, Guatemala, Belice, Guyana y Jamaica, según el Producto Interno Bruto per cápita.
Los devastadores efectos del cambio climático también impactaron en América del Sur en 2019, básicamente por la intensidad de las lluvias que afectaron Brasil y Ecuador. Las grandes caídas de agua destrozaron miles de viviendas, ocasionando un incremento del déficit habitacional, la pérdida de cultivos, daños en las carreteras y alumbrado eléctrico, deslaves y deterioros en las infraestructuras de escuelas y comercios.
Durante el 2019 las exportaciones de bienes mejoraron levemente en América Latina, debido a la guerra comercial que enfrentaron las potencias de Estados Unidos y China, las cuales afectaron el comercio bilateral entre estos dos titanes. Sin embargo, el nuevo T-MEC permite prever cierta estabilidad en las relaciones comerciales entre la nación asiática y EEUU para el 2020. Esto significa que las exportaciones de rubros agroindustriales y agropecuarios hacia Norteamérica podrían desacelerarte este año.
Si no se comienzan a ejecutar programas gubernamentales eficientes en Suramérica, en el 2020 las desigualdades sociales seguirán aumentando. La inversión privada debe estimularse en esos países, a través de políticas fiscales que capten nuevos inversionistas, en lugar de alejarlos; básicamente porque son una fuente interesante de nuevos empleos en el sector privado.