A menudo las personas creen que la única señal de envejecimiento son las arrugas, las manchas en las manos, y las bolsas alrededor de los ojos. Si bien es cierto que la piel es el órgano que más refleja el proceso. El cuerpo humano está en un permanente y lento declinar, hay momentos claves en que los más importantes sistemas y tejidos comienza a fallar, todas nuestras funciones fluctúan con un ritmo circadiano para poder adaptarnos mejor a cualquier cambio en el ambiente y además para poder predecir nuestros cambios. Nuestro organismo está preparado para levantarse por las mañana con la producción de hormonas como el cortisol que introduce el azúcar de la sangre en el músculo y poder, así, empezar a hacer nuestra actividad diaria.
¿Cómo y cuándo comienza a decaer nuestros sistemas y tejidos?
A los 18 años
-Se empieza a perder colágeno, la proteína que sirve para el sustento de la piel, además las células de este órgano no se renuevan tan rápido.
A los 30 años
-Cabello: Aparece la calvicie porque los folículos pilosos disminuyen su tamaño, adema comienzan la aparición de las canas debido a que los melatocitos que son los encargados del pigmento, se vuelven menos activos.
-Músculo: Con el paso del tiempo se tiende a ganar más grasas y a perder musculo, el único remedo para detener esta pérdida es el ejercicio.
-Plumones: La función de los pulmones decae 1% a partir de esta edad, especialmente en las personas con un estilo de vida sedentario.
A los 35 años
-En las mujeres comienzan a perder grasa y tejido en los pechos por los que el volumen disminuye.
-Fertilidad: El número y cantidad de los óvulos comienza a disminuirá esta edad y en los hombres también presentan baja fertilidad debido a que el semen pierde calidad.
-Huesos: La masa ósea a una ritmo de 1% por año a partir de este momento y mucho más después de la menopausia.
A los 40 años
-Ojos: El alcance de la visión se acorta y el músculo que enfoca de cerca e atrofia y el resultado es la presbicia.
-Dientes: Con el tiempo la boca produce menos saliva, la cual sirve para limpiar las bacterias de la cavidad de los dientes, por este motivo se vuelven más vulnerables.
A los 50 años
-Riñones: A esta edad la cantidad de nefronas que son las células que filtran la sangre, se reduce.
A los 60 años
-Oído: Más de la mitad de las personas a esta edad pierde la audición debido a que las células pilosas del oído interno se mueren.
-Gusto y olfato: Estos sentidos se erosionan debido a la edad.
-Intestinos: Su funcionamiento óptimo se da gracias el balance entre las bacterias amigables y las enemigas, pero a partir de los 55 años su función decae y por eso se presentan más indigestión, además que el intestino absorbe menos nutrientes.
A los 65 años
-Vejiga: las mujeres son más vulnerables, pero en general un adulto a esta edad tienen menos capacidad en este órgano.
-Voz: Los tejidos blandos en la laringe se debilitan y afectan el tono y el volumen de la voz.
-Corazón: Con el paso del tiempo las arterias son menos elásticas y las células del musculo cardiaco disminuyen en números, lo que da paso a las enfermedades coronarias, el riesgo de infarto se da a partir de los 45 años en hombres y en mujeres luego de los 55 años.
A los 70 años
-Hígado: Es el órgano que parece desafiar el proceso de envejecimiento, debido a que sus células tienen una capacidad extraordinaria de regeneración, especialmente si no consume drogas o alcohol.
-Cabeza: Aunque el proceso comienza a los 20 años, a esta edad el deterioro toma impulso y se empieza a evidenciar en una capacidad cognitiva mas lenta.
El envejecimiento se asocia con degeneración neural, pérdida de memoria y otros problemas, que se exacerban si la función del reloj se altera experimentalmente, los genes son parte de la respuesta natural estos genes se encuentran en todo el sistema nervioso y los órganos periféricos, y afectan a todo, desde el sueño a la reacción al estrés, los patrones de alimentación, la reparación del ADN, la fertilidad e incluso la eficacia de los medicamentos. Se ha detectado que las personas con interrupciones rutinarias de sus ritmos circadianos y patrones de sueño tienen una vida más corta y son más propensos a desarrollar cáncer.