¿Sufres de ansiedad? ¿Experimentas una tensión interior de forma acelerada que te hace sentir mal y, para liberarte, realizas acciones impulsivas? ¿Te sientes culpable después de esos comportamientos impulsivos? Si la respuesta a estas tres preguntas es afirmativa, puede que padezcas problemas derivados de la falta de autocontrol.
Nuestro instinto nos hace reaccionar de determinadas formas ante situaciones límite, aportando la rapidez necesaria para resolver un problema. Sin embargo, si tus respuestas “instintivas” suceden de forma común en tu vida y tienes dificultad para controlar las emociones y tu comportamiento, puede que sufras un trastorno de los impulsos. Eso te lleva a realizar acciones de forma excesivamente rápida, irracional o irreflexiva, buscando el corto plazo y dificultando la resistencia a tentaciones, impulsos o deseos. Cuando tienes problemas de control de los impulsos, existen una serie de trastornos que se pueden asociar y que pueden generarte problemas en tu vida. Por ejemplo, determinadas adicciones o comer de forma compulsiva, lo que puede desembocar en obesidad y problemas de salud.
Trastornos asociados
A las ya citadas adicciones o ingestas compulsivas, se le añaden una serie de trastornos como pueden ser el síndrome de Tourette (movimientos repetitivos incontrolables e incluso sonidos, carraspeos o incluso palabras), tics nerviosos, trastornos explosivos intermitentes, cleptomanía (impulso irresistible a robar objetos), piromanía, ludopatía, tricotilomanía (cuando un sujeto se tira del pelo compulsivamente hasta arrancarlo), onicofagia (comerse las uñas), dermatilomanía (rascarse, excoriar o pellizcarse la piel hasta hacerse heridas) o compra compulsiva.
Causas y consecuencias de la falta de control
Para poder tener una mayor comprensión de todos estos trastornos, es importante analizar las causas y consecuencias de la falta de autocontrol. Entre las causas, se pueden citar factores personales, sociales y biológicos. Estos últimos describen un “déficit en la función de los lóbulos prefrontales, así como en las conexiones subcorticales, lo cual podría explicar en parte sus conductas de riesgo”, afirman desde El Prado Psicólogos. Sin embargo, no son las únicas. Las situaciones de gran estrés y ansiedad pueden ser los detonantes de la falta de autocontrol, así como haber recibido una educación demasiado autoritaria o permisiva. Las personas que han sido víctimas de abusos a menudo son más propensas a tener déficit de autocontrol.
De esta forma, las consecuencias no se hacen esperar: estrés, ansiedad, adicciones, depresión, conflictos familiares, problemas laborales, económicos, de baja autoestima o incluso con la justicia.
Soluciones
Es importante acudir a un buen equipo de psicólogos especialista para recibir la ayuda personalizada para cada caso. Las técnicas más vanguardistas optan por tratamientos como la hipnosis, la técnica EFT y el EMDR, que permiten acceder a las emociones grabadas en el cerebro para volver a programar aquellos patrones que son claves en el problema.
Las técnicas de relajación como el mindfulness son un componente importante que te ayudarán a lidiar con la ansiedad y la sensación de urgencia. El mindfulness incide directamente mejorando la función ejecutiva del cerebro y, por lo tanto, la capacidad de autocontrol.
Además, es importante aprender a detectar las primeras señales que pueden llevar a una situación de falta de control para, de esa forma, neutralizarlas a tiempo. Comprender cómo tomar distancia de los pensamientos, sensaciones y emociones es también importante, así como trabajar las creencias y actitudes disfuncionales que fomentan la impulsividad.
Si crees que puedes tener un problema de falta de autocontrol, es importante pedir ayuda. Mejorará tanto tu calidad de vida como la de aquellas personas que te rodean y te ayudará a mejorar en diferentes aspectos de tu personalidad.