El grupo de investigación está compuesto por: Nahia Idoiaga, Naiara Berasategi, María Dosil, Amaia Eiguren, Naiara Ozamiz y Maitane Picaza. Las niñas y los niños de Euskadi han tenido un nivel intermedio de bienestar durante el confinamiento, ellas se han adaptado mejor que ellos y las y los menores han sufrido menos el encierro que quienes tenían entre 12 y 14 años.
La investigación, que acaba de ser publicada en la revista “Frontiers in Psychology” (Q1), tenía como objetivo analizar el bienestar de niñas y niños del País Vasco, en su globalidad, durante el confinamiento. Para ello, el trabajo incluyó 26 ítems en 6 dimensiones que abarcan todos los aspectos vitales de estas y estos menores en esas semanas: emociones, juegos, actividad creativa, académica, adicciones (tecnológicas, de comida,…), rutinas y actividad física. De la investigación se ha obtenido esta herramienta de eficacia contrastada.
Como explica Naiara Berasategi, miembro del equipo, “este instrumento es una herramienta acorde para medir el bienestar de las niñas y los niños de una forma holística en una situación de confinamiento que puede ayudarnos a anticiparnos si volviera a ocurrir en el futuro, y proponer soluciones, antes de que sufran el perjuicio las y los más pequeños”.
Mayor capacidad de adaptación de las niñas
Las principales conclusiones de la investigación reflejan que, en general, niñas y niños han mostrado un nivel intermedio de bienestar durante el confinamiento. Destaca, así mismo, que los dominios relacionados con la rutina fueron los que obtuvieron los resultados más altos, mientras que la actividades físicas, creativas y lúdicas resultaron ser las más perjudicadas por la situación de reclusión. Por su parte, el dominio emocional, las cuestiones académicas y las adicciones (comer golosinas, jugar a las videoconsolas, tabletas,..) se mantuvieron en niveles intermedios.
La investigación ha demostrado, así mismo, que existen diferencias de género respecto al bienestar mantenido durante su reclusión en casa. Así, las niñas mostraron una mayor capacidad de adaptación que los niños en ese periodo, reflejando, igualmente, una mayor expresión emocional positiva; un extremo que no es novedoso, sino que corrobora investigaciones previas.
Algo que se puede entender por las actividades a las que han dedicado el tiempo durante su estancia en casa: “Las chicas de nuestro estudio han apuntado una mayor práctica de actividades físicas y han participado en actividades tanto creativas, como lúdicas -asegura Nahia Idoiaga, miembro de este grupo de investigación de la Facultad de Educación de Bilbao-, lo que demuestra que han tenido una mayor capacidad de adaptación al confinamiento, en general”.
Por otro lado, el estudio ha detectado que las niñas y niños menores se han adaptado mejor a esta situación de encierro que las personas mayores participantes en la encuesta.
Por último, la investigación confirma que el acceso a un espacio exterior en casa es un factor importante en el bienestar de las y los menores.
El estudio se llevó a cabo entre los pasados meses marzo y abril, entre 1.046 niños y niñas del País Vasco; de ellos, el 48,7% eran niños y el 50,3% fueron niñas. Las encuestas fueron respondidas por sus madres y padres.