Las interacciones entre alimentos y medicamentos son frecuentes. Esto afecta principalmente a la absorción tanto de nutrientes como de los fármacos. Esta guía describe esas interacciones con los medicamentos consumidos más habitualmente, según el Ministerio de Sanidad, y trata de dar pautas prácticas, tanto a los profesionales sanitarios como a la población general, para evitarlas o evitar sus consecuencias. Cuando tomamos medicamentos por vía oral junto con alimentos, pueden producirse interacciones entre ellos, de tal manera que los alimentos pueden modificar el efecto de los medicamentos y estos la utilización de los nutrientes.
Si son los alimentos los que modifican los efectos de los medicamentos, la consecuencia es de tipo farmacológico y puede presentarse en un corto plazo. En cambio, si son los medicamentos los que modifican la utilización de los nutrientes, las consecuencias son de tipo nutricional y para que se manifiesten es necesario un período de tiempo mayor; por ello, son más frecuentes con los tratamientos prolongados o crónicos.
En lo que respecta al efecto de los alimentos sobre los medicamentos, las posibilidades de interacción son diversas. En ocasiones se debe a la presencia conjunta del alimento y del medicamento en el tubo digestivo. Otras veces, el motivo radica en la proporción de los nutrientes en la comida con la que hemos ingerido el medicamento (por ejemplo, mayor o menor proporción de grasa). Finalmente, puede tratarse de una interacción específica y concreta con algún componente presente en el alimento, ya sea natural o añadido (aditivos). Debido a esas interacciones, puede modificarse la absorción del medicamento en el tracto gastrointestinal, la distribución por el organismo, el metabolismo (transformación que sufren los medicamentos antes de ser eliminados) y la eliminación.
Todo ello influye en las concentraciones que se van a encontrar en sangre, de tal manera que si la concentración aumenta pueden producirse efectos tóxicos y si la concentración disminuye puede ocurrir que el tratamiento resulte ineficaz. También se puede modificar la velocidad con la que el medicamento llega a la sangre o el efecto del fármaco. Se considera que la interacción es clínicamente relevante cuando se hace necesario volver a ajustar la posología del medicamento (dosis y frecuencia de administración) o adoptar alguna medida médica para paliar los efectos. Debido a ese tipo de interacciones, se recomienda tomar algunos medicamentos con las comidas y otros fuera de ellas. Cuando se dice que hay que tomar el medicamento en ayunas, es necesario hacerlo al menos 1 hora antes o 2 horas después de la toma de alimento.
En relación con los efectos de los medicamentos sobre los nutrientes, la interacción puede ser concreta y específica, entre un fármaco y un nutriente, o bien originarse como consecuencia de la modificación que el fármaco produce en alguna de las funciones del organismo de la persona que lo está tomando. El fármaco puede influir en el apetito, así como en la digestión, absorción, metabolismo y eliminación de los nutrientes. Aunque en algunos casos las interacciones entre alimentos y medicamentos conducen a efectos positivos, la mayoría de las veces producen consecuencias negativas.
Por tanto, es importante que, tanto los profesionales sanitarios como los propios pacientes, estén familiarizados con las interacciones entre medicamentos y alimentos, con el fin de asegurar la eficacia de los tratamientos farmacológicos y de reducir al máximo la toxicidad de los mismos.
La mayoría de las interacciones entre alimentos y medicamentos pueden prevenirse. Para ello, conviene que los profesionales sanitarios lean la ficha técnica del medicamento, en la que se resumen sus características farmacoterapéuticas y los pacientes, a su vez, lean detenidamente los prospectos de los medicamentos, ya que contienen información relevante sobre ese aspecto, así como recomendaciones relacionadas con el modo de administración, y sigan las indicaciones del médico.