Luego de casi dos años sin clases, muchos niños y jóvenes no alcanzaron los objetivos académicos propuestos por medio de la educación en línea en la mayoría de los países latinoamericanos, debido a la carencia de computadoras, teléfonos inteligentes, tabletas y una conexión de internet estable. Esta situación afectó particularmente a muchos de los estudiantes que residen en las áreas urbanas de la clase media y baja, las comunidades rurales, indígenas y migrantes. Aunque en algunos países de Latinoamérica las clases presenciales comenzarán este mes de octubre, algunos sectores del gremio de docentes de niegan al reinicio a clase, por el temor de contraer la enfermedad infecciosa causada por el SARS-Co-2.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, informó que, al menos, 190 naciones a nivel mundial cerraron sus aulas desde el comienzo de la emergencia sanitaria ocasionada por el mortal coronavirus, una situación que impactó negativamente en los alumnos, porque no pudieron continuar con sus actividades académicas regulares.
Ciertamente, algunos gobiernos de América Latina decidieron aplicar planes intensivos de educación a distancia por medio de las computadoras, el internet y la televisión, pero muchos de estos proyectos no fueron exitosos, especialmente en los sectores poblacionales con elevados índices de pobreza o pobreza extrema. Estos cambios bruscos en el sector educativo también afectaron significativamente a los maestros, porque muchos quedaron desempleados o no disponían de programas de enseñanza a distancia y debieron reformular sus modalidades y planes de estudio urgentemente, los cuales solo se podían aplicar por medio del internet. Maestros y alumnos se vieron obligados a desarrollar sus actividades académicas en condiciones de confinamiento, pero ha sido difícil acercar la escuela a los hogares.
Falta de recursos económicos limita el acceso de los niños y jóvenes a la educación
La mayoría de las familias residentes en los países de América Latina y El Caribe experimentan crisis económicas profundas, las cuales ya venían arraigándose antes de la aparición del mortal virus y tras la pandemia comenzaron a exacerbarse. Las desigualdades sociales se han incrementado en los últimos años debido a varios factores, como el desempleo, el cierre de grandes, medianas y pequeñas empresas, las debilidades salariales de los trabajadores del sector público, el descontento social y el impacto del cambio climático que ha provocado la pérdida de cultivos, deslaves, derrumbes y la destrucción de casas, coches, carreteras y otras infraestructuras.
México, Ecuador y Honduras, entre los países con más aumento de la pobreza
De acuerdo a proyecciones realizadas por la Cepal, durante el 2020 México, Ecuador y Honduras son los países latinoamericanos que registraron un aumento considerable de la pobreza, liderado por el país azteca donde este indicador se elevó de 10,6% a 18,3%. El organismo también informó que la pobreza extrema en la región alcanzó su nivel más alto en las últimas décadas, tras situarse en 12,5% de la población total y México es la nación donde más aumentó durante la pandemia. Una situación que impactó con fuerza a la educación latinoamericana, porque tras casi dos años de confinamiento, muchos maestros y alumnos no pudieron aprovechar la digitalización. La gran mayoría de los niños y jóvenes no estudiaron nada.
Según estadísticas emitidas por la Cepal, en 14 naciones de América Latina durante el año 2016, solo el 42% de las familias que residen en áreas urbanas disponían de internet en sus hogares. Y actualmente, los efectos dañinos del cambio climático tras las intensas tormentas y huracanes que continuamente azotan a estas naciones han limitado el acceso al ciberespacio, debido a la caída del alumbrado eléctrico en numerosas regiones.
Tras el fracaso del sistema educativo online aplicado en Latinoamérica de manera generalizada por la pandemia, algunos Gobiernos decidieron comenzar las clases presenciales este mes, pero existe un importante deterioro de la infraestructura escolar, debido el abandono de muchos centros educativos.
Adicionalmente, el incremento de la pobreza en la clase media y baja imposibilita a las familias la adquisición de útiles escolares, uniformes y alimentos para enviar a sus hijos a las escuelas. El reinicio a clases este año se vislumbra lento.