Si hay una pregunta que se repite cuando trabajo como asesor externo en clínicas dentales es esta, ¿funcionan peor las clínicas franquiciadas realmente que una privada?. Tanto el personal de clínica, como los propios pacientes, tienen siempre esta duda razonable, aunque gana por goleada la sensación de que las franquicias son peor opción. ¿Será cierto?.
Voy a intentar con este articulo breve, como se suele decir, corto y al pie, acabar con ciertas leyendas urbanas en este sentido, siempre claro siendo esta mi opinión como profesional del sector con más de 15 años trabajando codo con codo con doctores, pacientes y trabajadores varios de clínica.
Podría empezar la casa por el tejado y contestar directamente a la pregunta, de hecho así lo voy a hacer. ¿Son peores las franquicias dentales que las clínicas privadas?, la respuesta es un rotundo no. Puede que la respuesta que aquí voy a exponer sea muy ambigua, pero no deja de ser una realidad. Una clínica dental será más o menos de fiar en función de la persona que esté al frente de la misma, es decir, su director o gestor. He trabajado con multitud de clínicas dentales como asesor externo y puedo decir que me encontré de todo en ese sentido, clínicas que siendo privadas no franquiciadas, funcionaban mucho peor a nivel de trato y calidad al paciente que franquicias y viceversa.
Por si alguien todavía no entiende bien la diferencia entre una franquicia y un negocio no franquiciado hacer distinciones es sencillo, una franquicia es aquel negocio que ha demostrado ser efectivo y rentable, emprendido por una persona que decide dar la oportunidad a otros empresarios o emprendedores de imitar su modelo de negocio a cambio de un canon y una serie de exigencias. Es decir, un franquiciador es aquel que pone su modelo de negocio al servicio de terceros, que se convierten en franquiciados. Para ello, tienen que seguir determinadas normas de funcionamiento, marketing y en muchas ocasiones determinadas marcas de material dental. ¿No puede hacer entonces un franquiciado lo que quiera?, puede negociar ciertas cosas, pero en el 90% de las decisiones que tome, tendra que estar dentro de lo que la franquicia marca como conductas y protocolos a seguir.
¿Es entonces este el motivo de que las franquicias trabajen muchas de ellas mal con el paciente?. Si damos por hecho que alguna franquicia compra materiales de menor calidad, para ahorrar costes y que el margen de beneficio sea mayor, entonces estamos ante un motivo de que la franquicia no funcione cara al paciente pero, ¿que le impide a clínicas no franquiciadas actuar de la misma manera? nada.
Si un paciente quiere de verdad saber si está en buenas manos, deberá ser muy observador con ciertos aspectos que se dan en una clínica la primera vez que se va a solicitar presupuesto, pero esto es un tema que trataré en otro articulo. Lo que puedo asegurar, es que ponerse en manos de una franquicia, o hacerlo de una clínica privada no franquiciada, no es garantía de nada, ni para bien ni para mal. La diferencia insisto, siempre estaré en la persona que esté al frente del negocio y las ganas que tenga de poner como absoluta prioridad al paciente o su bolsillo. Aún teniendo la obligación de usar determinados materiales, los franquiciados en muchas ocasiones tienen la potestad de poder negociar con la franquicia la compra de mejores materiales para sus pacientes, aunque esto suponga un menor margen de beneficio, por tanto, nunca se puede dar por sentado que una franquicia es menos de fiar, aunque hemos visto casos en medios de comunicación que ciertamente, no ayudan a que estas terminen de tener un buen nombre.
En resumen, hay clínicas dentales franquiciadas que gozan de una excelente reputación, incluso es habitual que en una misma ciudad, existan clínicas franquiciadas con buena aceptación y crítica mientras en otros distritos de la misma ciudad, esa misma franquicia tenga una pésima valoración, de igual forma puede ocurrir con clínicas privadas regentadas por doctores.
En otra ocasión hablaremos de qué aspectos tener en cuenta a la hora de elegir dentista.
