La deriva que está tomando el partido de Santiago Abascal a nivel provincial empieza a parecerse peligrosamente a la que siguió el casi ya extinto Ciudadanos. Si bien el discurso y el mensaje es claro a nivel nacional en el Congreso de los Diputados, este mismo mensaje se diluye peligrosamente cuando se trata de trabajar a nivel provincial.
Y ya no es que el discurso o el mensaje sea distinto, más bien nos referimos a la forma de gestionar las provincias, lejos del protagonismo de los Espinosa, Smith, Olona o el propio Santiago Abascal. La política municipal es muy distinta de la nacional y eso lo saben bien los dos viejos partidos, PP y PSOE, quienes se mueven como pez en el agua en esos terrenos.
Vox en cambio, parece no haber tomado el pulso a lo que a fin de cuentas, debe afianzar su discurso nacional. El partido, dado su crecimiento natural, ha tenido que ir haciendo cambios en distintas provincias y en muchos casos, provocar elecciones internas para intentar enderezar el camino de algunas ciudades donde los responsables del partido verde quizá no estaban a la altura o bien el partido quería provocar un cambio interesa.
Casos por ejemplo como los de Almería o Málaga. Esta última está sufriendo el despropósito más absoluto de manos de una gestora que en siete meses ha hecho de todo menos gestionar. El presidente actual, Antonio Sevilla, fue designado como el resto del comité (del cual ya hubo dos dimisiones) por la actual diputada por Málaga Patricia Rueda. Desde el momento de su designación, las instrucciones de Rueda y Jacobo Vázquez parecían claras, eliminar todo rastro de colaboradores y personal que hubiese estado vinculado al anterior presidente provincial, Jose Enrique Lara. Tal es así que salvo rara excepción, el actual equipo en Málaga son caras completamente desconocidas y en algunos casos, personal recién afiliado al partido.
Parece que Antonio Sevilla lo tiene claro, nombrar a cuantos más cargos mejor por si vienen primarias, tener un buen número de votos asegurados. En eso es en lo que parecen estar pensando, porque en lo que a atención del afiliado se refiere o apoyo a los distintos actos que se desarrollan en la ciudad de Málaga, nada de nada más allá de una desafortunada foto sacando pecho de haber donado sangre.
Y de sangre se trata, el partido se desangra en Málaga mientras camina al precipicio. Los actuales cargos por contra viven una ensoñación y parecen creer que están a la altura de lo que Vox proclama a nivel nacional. Han destituido a gente válida y que daba todo por el partido sin esperar nada a cambio, de malas formas y sin ningún atisbo de señorío, para poner en su puesto a quienes se ve a leguas, buscan el sillón y si no lo obtienen a ver qué tardan en saltar por proa.
Las elecciones municipales no están lejos, pero el trabajo necesario a desarrollar para que el pueblo de Málaga conozca no ya a Santiago Abascal, sino a sus homólogos en la ciudad malagueña, está a años luz y ya van tarde. El partido parece estar ahora en el camino que inició Ciudadanos en su momento, el de colocar a amigos y títeres que bajo ningún concepto van a resultar una amenaza para quienes mandan, así aseguran su puesto y de paso que nadie les haga sombra. Una estrategia tan mediocre como absurda, dado que para avanzar como partido necesitas a gente preparada y capaz, no a marionetas sin recorrido.
Ciudadanos ya está pagando y de que manera el haber optado por esta estrategia, en Vox son más bisoños y parecen no haber entendido aún de qué trata la política del barro, la que necesita de meterse hasta el cuello en la problemática de la ciudad y de los barrios. Esa política no funciona a base de peones sin iniciativa.
Hoy viernes la plataforma Antigestora de Vox Málaga, liderada por Antonio Pulido, se manifestará en la sede de Vox Málaga en Dr Saenz de Tejada, aprovechando la visita de Patricia Rueda, para hacerle entrega de un manifiesto donde los afiliados quieren hacer llegar el mal estar, aunque esto es algo que ya conocen de sobra tanto Rueda como sus marionetas de la gestora.
Ojalá Madrid despierte de su letargo antes de que el mal sea mayor, en Málaga desde luego ya van contrareloj.