El incendio en el balonmano andaluz no tiene visos de ser apaciguado. Y cuando lo haga, allá por el mes de mayo, las cenizas y la destrucción alcanzarán unas dimensiones extraordinarias. Tocará limpiar una imagen dañada hasta el extremo, que escribe estos días una de sus páginas más oscuras.
Todo comenzó con la denuncia del colectivo arbitral cordobés por unas presuntas
mordidas del delegado territorial, Ignacio del Castillo, que de manera sistemática y
continuada les cobraba el diez por ciento “en su sobre y en mano” como han venido
explicando varios colegiados en estos días. El dinero en cualquier caso no aparece en
la contabilidad de la delegación cordobesa, hecho que ha intentado justificar, sin
demasiado éxito, el secretario general de la Andaluza, José Amador Berbel Navarro,
alegando en favor de su representante en Córdoba, que son prácticas que lleva a cabo
el colectivo arbitral “de forma voluntaria”, a pesar de que la reclamación de esas
cantidades la hace la propia Delegación desde su cuenta oficial de correo electrónico.
Obvia el letrado que el colectivo arbitral está sujeto a la norma federativa, que no es
una entidad jurídica independiente (no existe un ente Comité Provincial de Árbitros de
Córdoba) y pone en entredicho a sus propios colegiados, sus métodos, los enfrenta y
genera dudas entre ellos. Mientras esto sucede, los sobres siguen sin aparecer, los flujos económicos siguen descontrolados y los justificantes de esos teóricos gastos que
ha esgrimido en varios medios de comunicación, tampoco. La Federación Española ha abierto expediente y le ha requerido información a todas las partes para aclarar este escabroso asunto, el ambiente sigue enrarecido y la imagen del balonmano en Córdoba por los suelos, por algo que presuntamente era vox populi y que la Federación Andaluza, en alguna ocasión, intentó paliar mandado notas internas a sus delegaciones, sabedores de la mala praxis, especialmente contable, de esas cantidades.
Otro de los caballos de batalla son las elecciones al ente federativo. El calendario
torticero propuesto por el presidente convocante Antonio Rosales, ha enfado mucho a
los electores, especialmente al Rincón Fertilidad, que ve solapada la Copa de la Reina
con unos comicios que bien podría celebrarse una semana después o incluso el
siguiente día hábil al propuesto. “Es lamentable que la Federación Andaluza no pueda
estar representada en un acontecimiento de esta categoría y nivel, y en su propia
comunidad, por celebrar ese día las elecciones, cuando esto se sabe desde hace casi
un año” lamentan fuentes cercanas al club malagueño, que ha recurrido al TADA,
Tribunal Administrativo del Deporte de Andalucía, para que las elecciones se retrasen y los electores puedan votar libremente. “Podría darse la circunstancia que incluso
algunos participantes tuviesen que ir a votar, de este u otros clubes andaluces, lo que
generaría un caos. Vemos muy mal y no entendemos que nuestra Federación nos dé la
espalda de esa manera, cuando además ese fin de semana se celebra también otra
importante competición de base, como es el CADEBA infantil, que organiza la propia
Federación”.
También se han producido reclamaciones al TADA, tras ser revocadas todas las
interpuestas ante la Comisión Electoral Federativa, por parte de algunos clubes de
balonmano playa, que ven como “para cobrarnos las inscripciones o los seguros sí que
contamos para la Federación, pero para poder ejercer nuestro derecho al voto, llevar
propuestas de mejora y en definitiva sentirnos parte del balonmano andaluz, no contamos”, explican con enfado, y es que los clubes y jugadores que solo practican balonmano playa han quedado excluidos de los censos, no cuentan, no existen para su Federación. Un descredito más del ente federativo, que vive horas convulsas.
El proyecto encabezado por Antonio Rosales en 2008 para mejorar el balonmano
andaluz está agotado. La imagen destrozada. Su deporte, si sigue siendo el deporte
que quiere, pisoteado. Pocas cosas han cambiado desde su llegada, todo ha sido una
línea continuista desde su aterrizaje, soportada en un alto porcentaje por dinero
público. Rosales no ha tenido capacidad de gestión y mucho menos de lanzar
propuestas que hagan avanzar el balonmano en la comunidad andaluza. “Falsear
calendarios para traerse cuatro duros de Madrid y dos plazas más para el sector
juvenil, en eso ha quedado resumido todo” confiesa con incredulidad gente muy
cercana al estamento directivo. Una pésima forma de llevar la cosas, sin criterio, con
vaivenes en la forma de confeccionar calendarios, y sus competiciones. “Hay que
modernizar el balonmano y Rosales, ni está capacitado, ni tiene gente para hacerlo y lo
que es peor, no quiere darse por enterado”, esgrimen desde diversos puntos de la
geografía andaluza.
“Este hombre se empeña en seguir cuando Andalucía está pidiendo un cambio. Se ha
visto reforzado por los buenos resultados en los pasados campeonatos de selecciones,
pero su imagen noble y sencilla está deteriorada por un enroscamiento insensato. Si de
verdad aprecia lo que tiene entre manos debería dar un paso al lado y si está por su
propio entretenimiento, por aburrimiento o por la simple inercia, debía buscarse otro
juguete. Su postura ha sido indiferente en los últimos tiempos. Rosales debe ser
honesto como lo ha sido siempre y reconocer que no ya aporta nada. Es cuestión de
tiempo. El suyo ha llegado y perpetuarse en un cargo porque sí, es trágico,
esperpéntico, como la tragicomedia que viene el balonmano en Andalucía” manifiestan
con recelo personas que sí confiaron hace tiempo en él. “Que busquen soluciones, que
negocien, pero que dejen de machacar al balonmano. Que hablen, que dialoguen, pero
que pongan en el centro de ese debate el deporte que les unió” terminan por expresar.
A la vista y a priori dos candidatos pelarán por presidir la Federación Andaluza,
Sebastián Fernández y Antonio Rosales y en el horizonte cercano amenazan unos oscuros nubarrones que no hacen presagiar nada bueno. Habrá más, esto solo acaba
de empezar.