Se acerca la fiesta del fuego, ese elemento revolucionario que congrega a miles, en una fiesta de san Juan que rinde homenaje al solsticio de verano. En la noche más larga del año recordamos, con Baco cogido del brazo, que hay que acabar con lo que estorba y caminar por nuevos horizontes.
A 20 de junio, con unas temperaturas de horno panadero, no he escuchado a nadie la sensatez de prohibir las hogueras previstas para el 23; y no lo he escuchado porque nos importa una mierda el riesgo de prender fuego a lo propio y a lo ajeno; y mucho menos nos importa jugar con las vidas de otros, los que vienen a sofocar nuestros errores. La cuestión no cambia: “La fiesta es la fiesta”, y si pasa algo… “que, por qué va a pasar”, para eso están los bomberos.
Nos hemos acostumbrado a tener tantos ‘bomberos’ a los que recurrir, que se nos ha olvidado pensar.