Es como si se repitiera la historia una y otra vez. Cada vez que la derecha tiene que abandonar el poder por mecanismos democráticos, no lo acepta e incluso pone toda una maquinaria a su disposición para a través de métodos sucios y antidemocráticos tirar abajo los gobiernos de izquierdas o progresistas.
¿Alguna vez tendremos formaciones de derechas modernas y democráticas que acepten su paso a la oposición con deportividad? como sucede en cualquier país avanzado.
Hay que recordar que el PP y su socio de Ciudadanos salen del gobierno por una sentencia judicial que acredita la financiación ilegal del PP durante varias décadas y de forma estructural. Es decir no salen del Gobierno por capricho o por determinada acción política que también, y hay argumentos para ello: recortes o desmantelamiento del Estado de Bienestar; sino por todas sus tropelías, corruptelas y por una degradación absoluta de las instituciones democráticas de este país.
PP Y CIUDADANOS TRATAN DE EXTENDER LA MANCHA DE QUE TODOS SON IGUALES
Desde que llegó al Gobierno el PSOE, las dos formaciones conservadoras están tratando de vender falsamente la idea de que todos los partidos son iguales y que no hay representante público que se salve. Y esto nada más lejos de la realidad. Se pueden poner varios ejemplos. Cuando se demostró las irregularidades de Huerta y de Montón, a diferencia de otros dirigentes del PP, dimitieron como ministros inmediatamente.
Después, PP y Ciudadanos con ayuda de sus medios afines han tratado de extender manipuladamente la mancha contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en relación a su tesis. Al final se ha demostrado que la tesis la hizo y que no existió sobre ella ningún tipo de irregularidad.
Ahora a través de las técnicas más sucias están tratando de manchar a la ministra de Justicia, Dolores Delgado, en unas conversaciones que son de ámbito privado, cuando no era ministra y en donde no se desprende ningún tipo de ilegalidad.
En lo que deberían estar las dos formaciones consevadoras es a no taponar la tramitación de unos presupuestos progresistas que ayudarían a muchos ciudadanos y ciudadanas, que están en una situación social complicada; deberían colaborar a respaldar legislaciones que ayuden a reducir la desigualdad y en definitiva a no impedir la acción democrática del Gobierno y a dejar que sea la ciudadanía cuando toque, la que decida que tipo de Gobierno se va a tener.
