¿Qué tienen en común Toñi Moreno y Jaime Ostos?. Probablemente nada más allá de ser andaluces, pero ambos han tenido una serie de percances de salud este verano que han hecho a sus más allegados preocuparse.
Una por razones de embarazo y otro por cuestiones de edad han presentado unos achaques que todo el público ha podido observar llamando la atención por su gravedad.
Un cuchillo asesino y un accidente
La antigua presentadora de Viva la Vida parece que no acumula más que malos sucesos en los últimos tiempos. Hace apenas unas semanas Toñi Moreno tenía un accidente doméstico con un cuchillo por el que tuvo que acudir al hospital.
La cosa quedó ahí pero ahora la propia conductora de Mujeres y Hombres y Viceversa ha alertado a sus seguidores en Instagram sobre una desafortunada caída en San Lúcar de Barrameda que le ha llevado otra vez a pasar por un centro médico.
Afortunadamente, y dado el estado avanzado de su embarazo de riesgo, la cosa ha quedado ahí y no hay que lamentar nada. La presentadora, igualmente, ha querido pedir perdón a su pueblo por no haber podido asistir a la habitual carrera de caballos en esta localidad donde le iban a dar un reconocimiento.
La edad no perdona
En el caso de Jaime Ostos, un torero bastante polémico que en los últimos años ha guardado un bajo perfil dentro del mundo del famoseo, sus problemas de salud tienen que ver más con sus 88 años de edad.
Su presencia en un acto público en Marbella junto a su mujer Mari Angeles Grajal, su hijo Jacobo Ostos y el ex-presidente Jose María Aznar llamó la atención por su aspecto visiblemente desmejorado y el uso de unas muletas que, a duras penas, le permitían caminar.
No obstante, ha sido su propia esposa quien ha querido aclarar la situación afirmando que el enemigo de Mila Ximénez padece de lumbago y que eso lleva una lenta recuperación, a pesar de encontrarse en manos de un fisioterapeuta.
Aunque el compañero de profesión de Fran Rivera, Ortega Cano y Jesulín de Ubrique sobrelleva la enfermedad como puede, no ha dudado en afirmar que esta enfermedad es peor que una cornada.