Momonosuke y los otros compañeros se enteran de que Hiyori está sano y salvo, y esto también es gracias a Zoro.
En este último lanzamiento del manga, nos encontramos con un personaje ya visto antes, pero cuyo nombre no conocíamos. Hitetsu Tenguyama, espadachín y creador de katanas del condado de Wano. Le dieron las dos espadas que pertenecen al padre de Hiyori y Momonosuke, Lord Oden.
Según el relato de Tenguyama, las dos espadas se llaman Ame-no-habakiri, la espada que podría cortar los cielos, y Enma, la espada que podría cortar los infiernos. Al igual que la espada Shuusui, pertenecen a los 21 O-wazamo-no (las 21 espadas bien hechas).
Enma se le entrega a Zoro
Y es Enma quien se confía a Zoro a cambio de Shuusui. Y es precisamente en este capítulo que podemos ver a nuestro espadachín lanzando el primer golpe con su nuevo compañero. ¡El poder del golpe es tal que corta el promontorio!
Pero no solo eso, el brazo utilizado por Zoro para agarrar la espada se vuelve completamente seco y negro. Y es precisamente Tenguyama quien explica que Enma puede drenar el Ryuuou de la persona que lo tiene a voluntad.
Pero conocemos a nuestro espadachín, quien con su sonrisa petulante habitual le dice a la espada que le devuelva su fuerza y en un instante recupera su forma habitual. No solo eso, anuncia que aprenderá a utilizar a Enma a pesar de todo, insinuando que un nuevo desafío ha comenzado para él.
En la conclusión del capítulo, vemos a todo el resto de la población de Wano que establece los últimos preparativos para la batalla que comenzará en 2 días.
Incluso Luffy, después de haberse entrenado en la prisión de Udon, se une una vez más con sus compañeros, esperando lanzar el primer ataque contra Kaido. Una conclusión digna del segundo acto de la saga Wano. Finalmente parece que esta última saga está entrando en el momento crucial de la batalla.