La prueba contundente es que han desaparecido. Malén Zoe Ortíz Rodríguez, el 2 de diciembre de 2013, hace casi 4 años; Manuela Chavero Valiente, el 5 de julio de 2016, hace más de 15 meses; Diana Quer López-Pinel, el 22 de agosto de 2016: 14 meses; y Francisca Cadenas Hornachos, el 9 de mayo de 2017, casi 6 meses.
Cuatro mujeres ausentes como otras cientos, cuyo nombre solo pronuncian quienes las quieren y añoran. Todas tienen algo en común: “las extrañas circunstancia de su desaparición”. En realidad, lo que todas tienen en común es lo extraño de su desaparición, porque lo extraño es que no estén, frente a lo convencional que es que siguieran con sus vidas, como debería de ser.
Secretos
El secreto de la investigación ampara que no hay avances, en ningún caso: nada de nada. Por qué? Padres, hermanos, hijos, amigos y hasta ajenos están en el derecho y la obligación de preguntarse, cómo es posible que los días se sucedan en el vacío, en un estruendoso silencio que solo se rompe al rememorar sus nombres: Malén, Manuela, Diana, Francisca…
Hay otros secretos. Cuándo comienza la búsqueda? Acostumbrados a justificar comportamientos por la edad de las víctimas, unas veces adolescentes, otras adultas; este dato parece que añade una circunstancia presta a rebajar la intensidad de la denuncia que, muchas veces, queda abocada al desamparo de la vacilación.
“Se ha ido voluntariamente”, “seguro que aparece en las próximas horas”, “hay que dar un tiempo, para que se ponga en contacto”… Y se da el tiempo, el mismo que corre en contra de las pesquisas, de la víctima y de la resolución del caso.
Tiempo
Cuando se escuchan estas voces, se obvia que hay un tiempo anterior: el que transcurre desde la desaparición real, la incertidumbre familiar y la denuncia, que hoy se acostumbra a resolver con la última comunicación de la víctima. Desde esa comunicación, hasta hacer público a los agentes la certeza de que “algo va mal”, pasa el tiempo: factor fundamental.
Y mientras las manecillas del reloj corren hacia otro día, se tarda en activar el protocolo de búsqueda, y la búsqueda no cumple con los protocolos de seguridad y rigor de una investigación que se precie. Así, el número de desaparecidos aumenta cada año, hasta que quedan en eso, en un número.
La noche cómplice
De los cuatro casos: Malén, Manuela, Diana y Francisca, solo en el de Malén, la joven desaparecida en Mallorca, la noche no ha sido cómplice de su ausencia. La desaparición de Manuela y Francisca se produce en un área cercana y, con certeza, en el caso de Francisca no hay petición de socorro, aunque tampoco parece que la haya en el resto de mujeres.
Es tan fácil llevarse a una mujer y hacerla desaparecer? La respuesta está en los investigadores a los que avala su conocimiento criminológico y su experiencia. De verdad, es tan fácil hacer desaparecer a una persona sin dejar ni que deje rastro?
Espera
A la espera de que los responsables de estos casos expliquen, informen o relaten ‘algo’, solo queda esperar, recordar a los desaparecidos para que la sombra del olvido no caiga sobre ellos, como los inesperados acontecimientos que han vivido.
En esa espera están quienes anhelan impotentes que algo ocurra en el próximo minuto, para recobrar la esperanza de saber… Saber.