El párroco del edificio, que sufrió una gran explosión el pasado 20 de enero, asegura que las cuatro personas fallecidas estaban en la calle y no dentro del edificio, además de pedir ayuda a los vecinos para que faciliten fotografías o vídeos que puedan demostrar su teoría. Por otro lado, asegura que las calderas habían pasado “satisfactoriamente las revisiones pertinentes”.
Gabriel Benedicto, párroco de la iglesia de la Virgen de la Paloma, en el centro de Madrid, ha asegurado que las cuatro personas fallecidas por la gran explosión del edificio sacerdotal ubicado en la calle Toledo nº 98 fueron encontrado en la acera, no dentro del edificio. Por esa razón, ha solicitado a todos los vecinos que faciliten fotos o vídeos para poder conocer la única “verdad”.
En un comunicado enviado a varios medios de comunicación el párroco explica que el tiempo que ha pasado tras la explosión “y el dolor lentamente va dando paso a la reflexión, y los recuerdos o vivencias van encajando paulatinamente”.
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En el comunicado señala: “Ahora sé que todos los fallecidos estaban fuera del edificio siniestrado desde el principio. En un momento dado de la tarde, a mí los bomberos me confirman que hay tres cadáveres sin identificar en la calle Toledo y además un herido grave, Rubén, que moriría horas después en el hospital. Pensábamos que nos faltaba David. Durante horas se le buscó dentro del edificio, donde yo le había visto por última vez. Eran más de las seis de la tarde cuando supimos que David había muerto. Pero no es hasta el viernes por la noche cuando caí en la cuenta de que habíamos empezado con 3+1 y terminamos con cuatro: David, Rubén, Javier y Stefko”.
De esta manera el párroco concluye que todos se encontraban en la calle en el momento en el que tuvo lugar la explosión, aunque la duda es cómo llegaron hasta allí. Hasta estos momentos, la investigación había considerado que tanto el feligrés que fue a “echar una mano” como el sacerdote que perdió la vida al día siguiente estaban dentro del edificio y las otras dos personas fuera. “De alguna manera, la verdad estaba delante de nosotros todo el tiempo y no la vimos”.
Por eso, el máximo responsable de la iglesia de la Paloma ha pedido a los vecinos que aporten vídeos o fotografías de aquel día. “Estoy convencido de que así podremos seguir avanzando para acercarnos cada vez más a la verdad”. Y el propio Gabriel Benedicto explica que “solo le surge del corazón agradecimiento hacia todos los que allí estuvieron al servicio de los ciudadanos y los que día a día van tomando el relevo”.
El párroco también defiende que había un fuerte olor a gas en toda la calle antes de la explosión: “El olor a gas se percibía con claridad desde la calle Toledo”. “Cuantos más datos precisos consigamos reunir, mejor podremos esclarecer lo sucedido. Por eso, os invito a que nos contéis cualquier cosa que recordéis al respecto, bien a nosotros bien a la Policía. El más nimio detalle puede ser fundamental”.
Por otro lado, él asegura haber firmado con la empresa homologada el contrato de mantenimiento de cada una de las calderas del edificio parroquial y “han pasado satisfactoriamente las revisiones pertinentes”. “Nosotros hemos seguido siempre de forma escrupulosa las indicaciones de la empresa indicadora”.