Las vacaciones son más que necesarias en estos tiempos de contigencia. El Gobierno de España, la oposición y todo el mundo tiene derecho a unos días de asueto y ocio para desconectar y recargar pilas. El vicepresidente del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias ha imitado a Pedro Sánchez y se ha cogido unos días de agosto para reflexionar como se va a afrontar la segunda ola de pandemia que se nos viene encima. Promocionando el turismo nacional, el norte y Asturias han sido su destino elegido tras vivir meses de acoso incesante en su chalet de Galapagar a por parte de la caverna mediática y nuevos añadidos. Primero fue Fernando Simón, luego Pedro Sánchez y ahora el madrileño y su familia. Sin embargo, Iglesias ha tenido que abandonar sus vacaciones por el acoso permanente de quienes sabían dónde estaría el vicepresidente de vacaciones y han vuelto a Madrid.
El acoso de la ultraderecha a Pablo Iglesias y su familia
Iglesias se había ido con su pareja, la ministra de Igualdad, Irene Montero, y su familia a Felgueras, una prefectura del concejo de Lena, en Asturias, junto a su amigo, el líder del Partido Comunista, Enrique Santiago. No obstante, los días de vino y rosas le han durado poco. Mientras Pedro Sánchez habitaba en Doñana y hacía una para en Lanzarote, su segundo al mando había escogido una opción más austera.
En el ojo del huracán por unas investigaciones judiciales promovidas por las cloacas (Podemos metió la mano presuntamente en la adjudicación de las obras de reforma de la nueva sede del partido), el portal Elconfidencial muestra nuevos datos: el importe que se fijó hasta un 315% por encima de lo normal en tan solo 10 días, además de que las propias obras empezaron previas al inicio del proceso de selección de candidatos, ya que esa adjudicación supuestamente debía hacerse mediante concurso. El juez encargado del caso, Juan José Escalonilla, ya ha imputado a los responsables de Podemos encargados de dicha licitación, además de haber imputado a dos miembros destacados de la dirección de Podemos , el dircom de la formación, Juanma del Olmo, y el tesorero del partido, Daniel de Frutos.
Iglesias está tranquilo y achaca esto a un constante entorpecimiento de la justicia por parte de algunos medios nada afines que solo buscan cortarle la cabeza. Y es que aunque un juez haya dicho que la responsable de las residencias era la Comunidad de Madrid y por tanto, su ex-amiga Isabel Díaz Ayuso, lo cierto es que conviene cacarear que el vicepresidente se ha ido dejando muchos flecos para descansar de la vorágine que se le avecina.
Consecuencias judiciales y destape de cloacas en Otoño, el principal motivo del odio de la ultraderecha
Las investigaciones de Escalonilla, lo que pueda filtrar el exabogado de Podemos José Manuel Calvente, y, sobretodo, el caso Dina, prevén el peor final de año para el vicepresidente del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias según los medios agoreros y grises de la derecha. La pandemia y la reapertura de los colegios tienen a España en jaque y con grandes incógnitas que ningún partido político está dispuesto a resolver a la mayor brevedad posible, pero las culpas siempre van a los mismos.
En otro orden de cosas, lo que está claro es que la impunidad en redes sociales y las campañas de odio de algunos tienen los días contados. Y es que según han publicado en algunos medios, Fiscalía estaría ya buscando culpables de tanto acoso mediático y tanta incitación guerracivilista, un término acuñado por la derecha para criticar a la izquierda pero que ellos mismos están usando para beneficio propio. El giro del PP hacia la moderación ha sido la tumba para quienes buscaban una moción de censura o peor, un Golpe de Estado.
Sin embargo, todas las turbulencias que se aproximan al partido morado coinciden en que habrá represialias provenientes del caso Dina, una investigación cloaquera del excomisario Villarejo que amenaza con llevar a sede judicial a Pablo Iglesias y a exigir su dimisión. Mientras, Podemos culpa al odio africano de determinados sectores extremos de la derecha bien representados por personajes populares que se han hecho bien conocidos durante la pandemia por sus cuanto menos locas declaraciones. Lo que pocos se imaginan es que Fiscalía ya está investigando a todos esos incitadores al odio que por espúreos motivos han contribuido a un acoso constante y hasta peligroso a los miembros del Gobierno. Malos tiempos para la derecha más reaccionaria.