AUGC ha visitado en el hospital, y desea mostrar su solidaridad y apoyo con los 12 guardias civiles que resultaron heridos, el 8 de septiembre, en el Polígono de Experiencias para Fuerzas Especiales y Guardia Civil, cerca de Logroño, cuando participaban en un curso de adiestramientos especiales, dentro del Curso de Adiestramientos Especiales (ADE) para entrar en la Unidad de Acción Rural (UAR) con sede en Logroño.
Los 12 agentes fueron alcanzados por una ráfaga de tiros, disparada por un instructor que se confundió al cargar el subfusil ametrallador con munición real, en lugar de fogueo. Por fortuna, los disparos fueron dirigidos a la zona baja del cuerpo de los agentes, porque de no haber sido así ahora estaríamos hablando de una auténtica tragedia.
“Alta irresponsabilidad”
El disparo de estas ráfagas formaba parte habitual de estos ejercicios, pese a que las Normas Generales sobre los ejercicios de tiro especifican que las armas hay que “manejarlas siempre como si estuvieran cargadas”, y que “nunca” se dirija el arma contra quien no se desee disparar.
Desde AUGC debemos denunciar que una práctica que incumple claramente una norma tan concreta y relevante, puesto que afecta a la seguridad de los trabajadores, se hubiera convertido en algo habitual en estos ejercicios. Nos encontramos pues ante un caso de alta irresponsabilidad entre los mandos de la Guardia Civil y su Dirección General.
“Falta de prevención”
AUGC reclama unos planes de formación que no pongan en riesgo la vida de los guardias civiles. La Dirección General es la causante de la falta de prevención en riesgos laborales en la Guardia Civil.
Cabe indicar que estos hechos podrían incluso constituir un delito de lesiones por imprudencia grave, conllevando penas de prisión, tal y como recoge el artículo 147 y siguientes del Código Penal.
“Incumplimiento tolerado”
Es incomprensible que la vida de los guardias civiles dependa de que la persona que dirija un ejercicio no se distraiga a la hora de cargar un subfusil que va a disparar contra ellos. El error humano entra dentro de lo posible, pero el incumplimiento de las normas, tolerado por los altos mandos encargados de la formación y planes de estudio en un asunto tan crítico como éste, no admite disculpa. Una unidad de élite de la Guardia Civil como el GAR debe impartir los conocimientos y formación necesaria sin que se ponga en riesgo las vidas de los agentes.
La chapuza
Por el contrario, lo que cabe exigirle a la Dirección General es que ofrezca una verdadera formación a los agentes, a través de unos planes de estudio adecuados a su profesión y a las exigencias que ésta conlleva. Situaciones como la que se ha producido en Logroño demuestran la chapucera forma de entender el entrenamiento y formación de los guardias civiles, algo que está en línea con la falta de medios humanos y materiales que se padece en la institución.
Por último, AUGC quiere mostrar su reconocimiento a la gran labor que realizan los compañeros del GAR, que pese a esta precariedad de medios realizan un trabajo nunca suficientemente valorado en favor de la seguridad de los ciudadanos.