La situación política está bastante crispada. Adriana Lastra (PSOE) se encuentra en el punto de mira en plena guerra por escraches y manifestaciones irresponsables de la derecha más extrema y radical poniendo en riesgo al resto de la sociedad. La diputada ha protagonizado un tenso enfrentamiento en el Congreso de los Diputados con un miembro del PP convirtiéndose en el nuevo objetivo de los que piden la dimisión a Pedro Sánchez.
Estado de Alarma con una tensión política inusitada
El Partido Popular, convidado de piedra en todo lo que tiene que ver con la situación de pandemia, ha querido saltar a la palestra tras retirar el apoyo al Gobierno de España ganándose la crítica internacional al convertirse en el único partido de la oposición en un país que no actua de manera solidaria. Adriana Lastra, portavoz socialista, estaba reprochando en el Congreso de los Diputados las actuaciones de Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso respecto al entorpecimiento de la desescalada con sus actuaciones irresponsables. Las manifestaciones ilegales alentadas especialmente desde PP y VOX están no solo molestando a quienes son víctimas, sino al resto de la ciudadanía que no comprende como la insensatez está ganando al sentido común.
Un diputado popular interrumpe a Adriana Lastra
Jose Ignacio Echániz, desde la otra bancada, comenzó a murmurar en voz alta comentarios negativos e inaudibles al discurso de Adriana Lastra. Ella no ha dudado en denunciar publicamente y en directo las amenazas de este, en una situación donde parece que la rivalidad y la competición ha dejado de lado las buenas formas. En el Congreso de los Diputados hemos podido presenciar escenas como charlas amigables entre el propio Pablo Iglesias y determinados miembros de VOX, en el que a pesar de las diferencias siempre ha primado el compañerismo. Eso parece que se ha roto y se ha dividido en dos bandos: el de Pedro Sánchez y los partidos que la apoyan que apelan a la responsabilidad colectiva para evitar nuevos brotes y el de la derecha, que se ha atrincherado en continuas críticas sin aportar nada más que ruido, ira y furia basados en lo que ya se ha bautizado como los escraches de la caverna.