“De luto, en la Guardia Civil, por la pérdida de un compañero; un miembro de la especialidad de Tráfico que, el lunes, 3 de julio, iniciaba su servicio a las 06:00h, para no terminarlo jamás. Un desafortunado incidente hizo que mientras el agente atendía a un usuario de la vía, otro vehículo le arrollara, al no percatarse de su presencia”.
“Son 333 personas pertenecientes a la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil las que han fallecido en acto de servicio, desde que se creara esta especialidad. La actividad con mayor número de fallecidos por accidente laboral en el Cuerpo”.
Número más o menos
Es tremenda la realidad a la que se enfrentan los guardias civiles (extensivo a Policía Nacional). Porque los de ‘arriba’ son unos pedazo de ineptos, que no deben tener cabida en tan alta institución. Pelanas que obedecen a otro sinsorgo y que hablan desde el ‘pulpillo’ de la ignorancia; peor aún, dan órdenes sin ton ni son, hasta abocar a la muerte a ciudadanos, cuya misión es ser funcionarios y velar por nuestra seguridad.
Inseguros
Nuestra seguridad? Y, quién vela por la seguridad de ellos?, qué sienten sus mujeres?, sus hijos?; qué viven estas familias, cuyo amparo es un sueldo fijo y la calle para correr? (Ahí te las entiendas con tu uniforme, ‘ese’ que ‘para’ balas’).
Descrédito
El descrédito de los sucesivos gobiernos, no es aceptable para ningún ciudadano; mucho menos, para los que han jurado garantizar nuestra seguridad. En 1982, escribíamos que en los cuarteles “hay ruido de sables”; en 2017, hay un estruendo de voces, que nos piden, a la sociedad, unos minutos de atención.
Vamos a escuchar estas voces, que son un clamor y, son, nuestra voz. Porque aunque entre todos los uniformes hay un 10% de corruptos, ese 90% de fieles al juramento de cuidarnos, bien merece nuestra atención, respeto y apoyo.
Muertos
Las cifras son tozudas: 333 muertos son demasiados muertos en acto de servicio; uno solo, ya es demasiado; 500 suicidios es una cifra que corresponde a los guardias que se han quitado la vida. Podemos sentarnos y enumerar las causas y razones; podemos leer ‘Todo por la patria’; podemos entender el primer principio: “no puedo más”.
Desgarramantas
Todos los periodistas: todos, estamos obligados a informar de lo que ocurre; y, los de ‘sucesos’ tenemos la oportunidad de trasladar a los ciudadanos, esos que somos los que pagamos este sistema, lo que ocurre intramuros de comisarías y cuarteles.
Ahora, lo podemos hacer, porque un grupito de uniformados han roto los reparos. Es el momento de entender que la honestidad viaja en un barco; que somos vecinos, no enemigos; que somos trabajadores, no esclavos.
Y… todo esto, porque ha muerto un chaval, que podías ser tú.