Quim Torra quiere mostrar que el independentismo catalán tiene un espíritu de hierro, aunque no se atreva a enfrentarse a la Justicia. Por ello, ha decidido retirar los lazos amarillos y banderas esteladas de los edificios públicos de Cataluña por orden de la Junta Electoral Central (JEC) a petición del Síndic de Greuges. No obstante, quiere que el movimiento soberanista no pierda fuelle -y más en este periodo electoral, cuando cientos de ayuntamientos se juegan la alcaldía entre el bloque constitucionalista y separatista-, por lo que está dispuesto a buscar unos símbolos similares que sustituyan a la simbología independentista en forma de protesta porque "existe la libertad de expresión".
"El Síndic de Greuges de Cataluña sugiere al Govern de la Generalitat de Cataluña tomar el acuerdo y adoptar las medidas oportunas para dar cumplimiento al acuerdo de la Junta Electoral Central del 11 de marzo", reza el comunicado que el Síndic remitió al Palau de la Generalitat. Por lo tanto, tras casi 10 días de pulso entre la institución que vela por la neutralidad en periodos electorales y el líder independentista, el presidente ha cedido. No obstante, los lazos y pancartas pidiendo la libertad para los "presos políticos" siguen colgadas.
El presidente del Síndic, Rafael Ribó, se reunió con Torra ayer y le instó a que acatara la decisión de la JEC porque hay que velar por la neutralidad ideológica en las semanas previas a los comicios. Velar por esta neutralidad en los edificos públicos porque los funcionarios, si quisieran, sí podrían portar en su solapa pequeños lazos amarillos. No obstante, fuentes cercanas al Govern apuntan a que el presidente catalán se ha adelantado y que la decisión no es la acertada .
