Los partidos independentistas en el Congreso, ERC y PDeCAT, son uno de los mayores sustentos del gobierno de Pedro Sánchez, y lo saben. Por lo tanto, saben que su postura respecto a los Presupuestos Generales del Estado 2019 (PGE) marcará el futuro del propio Sánchez en el Palacio de La Moncloa. Ayer, ambos partidos anunciaron que presentarán una enmienda total a las cuentas y han condicionado su apoyo a una serie de gestos por parte del Ejecutivo a los líderes soberanistas presos de procés catalán.
Las semanas que quedan por delante son esenciales para Sánchez. A pesar de que tanto sus ministros comoi él se han mostrado muy seguros de que las líneas presupuestarias saldrán adelante, la realidad es diferente. Los partidos que apoyaron la moción de censura ya advirtieron al Gobierno que su apoyo "no es un cheque en blanco" y advirtieron que no apoyarían los Presupuestos sin una negociación previa. Incluso el principal socio del secretario general del PSOE, Unidos Podemos, puso en duda su apoyo a los Presupuestos por "incumplimiento de acuerdos".
Y las cuentas no salen. De los 178 escaños necesarios para alcanzar la mayoría absoluta del Congreso, el Gobierno cuenta con 151 votos entre el PSOE y Unidos Podemos -que aunque se ha intentado distanciar de Sánchez, todo apunta a que le respaldará en unos Presupuestos que también son los suyos-. Por delante quedarían 27 votos esenciales para que el Gobierno no se viera en la obligación de prorrogar las últimas cuentas del gobierno de Mariano Rajoy -algo inviable aunque posible- o forzar un adelanto electoral que, a la vista de los resultados del pasado 2-D en Andalucía, no beneficiaría a los grandes partidos con el auge de Vox.