La política migratoria de Pedro Sánchez vuelve a estar en el punto de mira tras la nueva petición del buque Aquarius al Gobierno. El buque del Open Arms ha pedido que España ofrezca de nuevo un puerto para que desembarquen 141 inmigrantes, 73 de ellos menores, rescatados el pasado viernes en aguas de Libia.
El Ejecutivo, por lo tanto, se ve en la encrucijada de perpetuar la solidaridad que demostró hace unas semanas con los 629 inmigrantes que fueron rescatados también en aguas libias o rechazar el desembarco al no ser una "necesidad imperante". Italia y Malta han vuelto a cerrar sus puertos al buque español. "El Aquarius no verá nunca un puerto italiano", aseguró el ministro de Interior italiano, Matteo Salvini.
Por ahora, La Moncloa no se ha pronunciado. Fuentes cercanas al presidente han asegurado que se necesita una ayuda conjunta, apuntando a Francia. No obstante, "no hay una decisión tomada". En caso de que se accediera de nuevo a recibir a estos 141 inmigrantes, Ada Colau ha ofrecido el puerto de Barcelona, como ya hizo el pasado 11 de junio, para que el Aquarius tome tierra firme.
