Las calderas de gas son una herramienta indispensable en muchos hogares hoy en día. Dicha herramienta hace uso del gas para calentar el agua hasta las temperaturas deseadas por el usuario. Es posible encontrar calderas en una cantidad significativa de hogares en la actualidad.
Una función simple, un aprovechamiento complejo
A pesar de que su función principal es calentar agua, las calderas se presentan como máquinas responsables de realizar diferentes tareas en el hogar. El uso sanitario del agua caliente, el consumo de algunos alimentos preparados a base de líquidos a altas temperaturas, la purificación del agua y otras funciones más hacen de las calderas un producto verdaderamente provechoso. De ello que sea tan importante mantener los mejores cuidados sobre este dispositivo en todo momento.
En algunos casos, se presentan averías o fallos debido a que no han sido revisados ni inspeccionados por técnicos durante años. Los casos de averías de calderas son, de hecho, un asunto más frecuente de lo que los usuarios piensan. En este sentido, es importante que los clientes cuenten con todos los mecanismos necesarios para realizar el mantenimiento de calderas en el momento más oportuno posible.
¿Cuáles son las averías más comunes de calderas de gas y cómo se solucionan?
En efecto, las averías de calderas pueden ser más comunes de lo aparente. Con su estudio, se puede elaborar una lista con las averías que se observan con mayor frecuencia en esta clase de dispositivo así como también una lista de soluciones apropiadas para cada caso.
– La calefacción no llega a la temperatura deseada. Si se presentan esta clase de casos en los que la caldera no logra satisfacer las temperaturas especificadas, puede tratarse de una avería relacionada a la sonda de la temperatura de la caldera. Dicha avería puede deberse a falta de limpieza o a defectos ocasionados por su uso. Cualquiera de los casos requiere de una revisión exhaustiva, pues la sonda es la pieza encargada de medir la temperatura del agua, y con ello, intensificar o disminuir la calefacción del agua. Si la sonda no funciona, la caldera no medirá correctamente la temperatura del agua.
– Problemas en el encendido de la caldera. Siendo uno de los casos más comunes, las calderas suelen presentar esta avería con alta frecuencia. En algunos casos, las calderas encienden pero no logran calentar ni siquiera a las más mínimas temperaturas. Esto puede estar relacionado a un problema de fuga, el cual no está permitiendo que la calefacción sea eficiente. Para estos casos, es recomendable revisar todas las conexiones de la caldera, así como también las válvulas de la misma. Esta clase de complicación está relacionada a problemas de conexión y no a averías particulares. Es necesario revisar toda la caldera en la búsqueda de un posible fuga.
– La pantalla arroja error y la caldera no enciende. Se conoce como uno de los casos más críticos. Esta avería suele venir dada por un problema en la fuga de algunos de los componentes del gas. Esa es la razón por la cual la caldera arroje un mensaje de error. Representa más bien una medida de seguridad para evitar la fuga de componentes que, por las cantidades que se escapan, pueden llegar a ser nocivos para la salud del usuario. La solución para esta clase de casos se refiere estrictamente a la intervención de un técnico.
– La presión disminuye de forma repentina. La presión puede complicarse en cualquier momento, convirtiendo a la caldera en un simple contenedor de agua. La solución a este problema es, por suerte, un paso muy sencillo. Bastará con revisar y restablecer el nivel de presión necesaria para el circuito de la caldera.
Las averías en las calderas de gas pueden presentarse por diferentes causas. Gran parte de éstas pueden ser atendidas por un técnico o por el mismo usuario sin mayor preocupación. Algunos casos solo requieren de pequeños cambios, mientras que otros precisan de trabajos como revisar o rehacer las instalaciones de gas natural. Dependerá de la gravedad de la avería y de su origen. Aquí también es importante destacar que las calderas tienen un tiempo de vida no mayor a 20 años, dato que vale la pena tener en cuenta cuando se presentan averías en estos dispositivos.