Juego de Tronos finalizó con su octava temporada el 19 de mayo de 2019, y las expectativas eran altas, no solo para el final de la serie, sino para la última temporada en general. Después de años de batallas, romance, intriga política, dragones, lobos y caminantes blancos, los fanáticos de todo el mundo estaban ansiosos por ver cómo podría terminar la serie.
Juego de Tronos terminó con una puntuación decepcionante entre los críticos y fanáticos. Tanto fue así que algunos aficionados iniciaron la petición que se re-escribiera el final de la exitosa serie de ficción. Lo cierto es que con tanta tela que cortar, hablando de los posibles finales y el cubrir las altas expectativas de un glorioso final, era imposible condensar todo con éxito en tan pocos episodios. Además gracias a la ejecución apresurada, las tramas frustrantes y otras inconsistencias, era lógico que una serie de fanáticos de Game of Thrones quedaran descontentos.
La serie debió tener más temporadas
Una vez que finalizó la quinta temporada del programa, también lo hizo el material fuente: el próximo libro de la serie de Martin, The Winds of Winter , aún no está terminado. Así que luego de que Benioff y Weiss se quedaron sin material, se vieron incapaces de dar a los fanáticos una conclusión satisfactoria, lo que Martin hubiera podido solucionar con el lanzamiento de los libros finales. Esto implicaría una extensión de las temporadas de Juego de Tronos, que hubiera sido lo más razonable.
Es comprensible que, a medida que Juego de Tronos continuó y se convirtió en un éxito cada vez mayor, HBO querría que continuara el mayor tiempo posible, pero en 2015 Benioff y Weiss tuvieron una disputa pública con la cadena sobre cuánto tiempo duraría, expresando su deseo de cerrar el programa después de solo siete temporadas. Aunque el propio Martin dijo que la serie debería ser de al menos 13 temporadas, los showrunners y HBO finalmente acordaron que tendría solo ocho temporadas. Así que se acortarían las temporadas siete y ocho: la primera duraría siete episodios, mientras que la temporada ocho sólo consistiría de seis.
Historias apresuradas
A medida que la octava temporada comenzó con dos episodios más lentos que se remontaban al pasado del programa, los espectadores se emocionaron, pero luego se comenzó a precipitar hacia su gran final y los hilos narrativos se quedaron cortos de maneras confusas. Los personajes entraron y salieron de la historia a velocidades muy rápidas, obstáculos aparentemente insuperables fueron superados en un abrir y cerrar de ojos (adiós, Night King), y los personajes aparentemente se teletransportaron a través del mapa de Westeros cuando la mayoría de las primeras temporadas del espectáculo fueron literalmente sobre cuánto tiempo se tardaron en llegar a un lugar.
El mal desarrollo del personaje de Daenerys
Si bien hubo muchos problemas que abordar, incluyendo las estrategias de batalla de Daenerys, la muerte de Missandei, el embarazo tal vez real de Cersei o cómo Bran se convirtió en rey después de no hacer básicamente nada durante toda la temporada, el peor ejemplo fue el repentino cambio en el personaje de Daenerys, el cual la lanzó hacia la locura, que ciertamente disgustó a los fanáticos.
Después de temporadas de acabar con sus enemigos y conquistar tierras más allá de Westeros, los fanáticos estaban ansiosos por ver si Daenerys, Madre de Dragones se sentaba por fin en el Trono de Hierro. En cambio siguió los pasos de su padre Aerys y se convirtió en la Reina Loca. Muchos consideraron que no fue una buena idea que el personaje incendiara a miles de inocentes en el Desembarco del Rey. Si por lo menos hubieran dejado que Daenerys experimentara un arco de trama y situaciones que la llevaran a convertirse en el padre que temía, tal vez hubiera tenido un poco más de sentido. Pero de forma apresurada la convirtieron en un personaje totalmente distinto al que los fanáticos habían estado siguiendo, y posiblemente se burlaron de uno de sus mejores y más interesantes personajes.