MasterChef es un programa que, en un principio, trata sobre la capacidad que tienen los concursantes para cocinar y aprender, pero los que hemos visto ediciones de fuera o programas similares, sabemos que esto puede llegar más allá.
El problema llega cuando te muestran algo más de los concursantes. Este es el caso de esta edición y más concretamente de Carlos, un aspirante de Sevilla de 39 años.
El sevillano, para desgracia de muchos, no se ha guardado su opinión y ha puesto buena cara, sino que ha dicho las cosas como le han salido. Bien es cierto que en ocasiones no ha elegido correctamente sus palabras, pero parece que una mayoría prefiere una sonrisa falsa y un desplante por detrás.
Porque vamos a ser claros, Carlos no es el primero ni será el último que utilice estrategia para seguir en un programa como este porque, al fin y al cabo, esto es un concurso, y cada uno elige su forma de concursar. Es muy fácil criticar desde la comodidad del móvil, sin saber las presiones a las que son sometidos en las pruebas, o ¿todos vosotros bajo presión tendríais un comportamiento diez y elegiríais vuestras palabras perfectamente? Pues eso.
Ahora vamos a centrarnos en el último programa. Visita de los familiares.
Se presenta la mujer de Carlos con sus dos perros. Y ya la hemos liado.
El concursante abraza primero a sus perros y con ese inocente gesto ya le podemos sacar miles de pegas. ¿Por qué no primero su mujer? ¿Por qué los coge si es antihigiénico en una cocina? ¿Por qué deja que le besen? ¿Por qué no llora si está ahí su pareja de 10 años? ¿Por qué no está constantemente diciendo lo mucho que la quiere? ¿Por qué no se comporta como los demás?
Os invito a reflexionar, si lo hubiera hecho otro concursante… ¿pensaríais así?
No sé si la gente que critica esta reacción ha llegado a pensar en que cada pareja es un mundo, no sabemos cómo se comportan en su casa, si son más o menos cariñosos, si están en un momento bajo, si a ella le da vergüenza la televisión o si simplemente como le sucede a mucha gente no les gusta dar muestras de cariño en público. ¿En serio creéis que se puede criticar brutalmente a un aspirante a chef por su relación con su pareja?
Para mí, y que conste que no tengo nada en contra de ella, fue muchísimo más bochornoso el agobio al que tuvo sometido Aitana a su pareja, que no fueron capaces de poder hacer un brownie, pero bueno se daban amor y eso es lo que cuenta, ¿no?
Luego se critica que esto parece un reality, pero en el fondo es lo que gusta.
Después de leer comentarios, artículos y críticas de muchísima gente, solo me queda clara una cosa, si eres Carlos lo has hecho mal seguro.