El aprendizaje de idiomas últimamente es cada vez más solicitado. Además, está facilitado por la accesibilidad debido a la globalización. La capacidad de viajar por todo el mundo se ha vuelto cada vez más alcanzable, lo que hace que el dominio del idioma sea una habilidad valiosa y una necesidad práctica. Si bien los métodos convencionales como las clases en persona y las actividades de inmersión persisten, la tecnología proporciona constantemente vías innovadoras.
Un ejemplo destacado es Duolingo, una reconocida aplicación de aprendizaje de idiomas con más de 72.6 millones de usuarios activos mensualmente. A través de lecciones y pruebas gamificadas, los usuarios pueden dominar varios idiomas. Sin embargo, un incidente reciente ha arrojado una sombra sobre la reputación de la aplicación. Una violación de seguridad ha llevado a la exposición de datos de más de 2,6 millones de usuarios, que circulan dentro de los círculos cibercriminales. La grave preocupación radica en el posible uso indebido de estos datos para los ataques de phishing y el posterior fraude financiero.
Curiosamente, estos datos no fueron simplemente robados; una subasta anterior a principios de 2023 dentro de un foro de hackers vio una lista de usuarios de Duolingo vendidos por $1,500. Si bien el foro finalmente se cerró y los datos comprometidos (usernames) se declararon públicos, una revelación reciente del medio Bleeping Computer descubrió datos adicionales, incluidos correos electrónicos e información interna. Esta vez, la filtración reapareció en otro foro de hackers, con el precio inquietante de $2.13.
Este costo aparentemente asequible podría conducir a numerosos ataques de phishing, lo que podría causar pérdidas financieras sustanciales a las víctimas desprevenidas. La información, obtenida a través de una API y accesible desde hace meses, supone una amenaza crítica ya que combina datos públicos y privados. Desafortunadamente, los usuarios tienen un recurso limitado contra esta violación y deben permanecer atentos para identificar posibles amenazas.
Fuente: ElEconomista.es