Lo van a hacer hoy (miércoles, 8-1-20), al mediodía, en la N-347 de Almería, los agricultores de ésta y otras provincias andaluzas. Van a hacer una “tirada de género, por los bajos precios del sector”. Lo anuncia Joaquín López (Bernave), presidente de la Asociación Unión de Agricultores Independientes, la misma asociación que hace unos días cambió 25 kilos de hortalizas por juguetes, que ha repartido entre asociaciones de Almería y Granada. Ahora protestan ante el agotamiento de los productores, que arrastran pérdidas y soportan el acoso de los compradores mayoristas, y de toda una cadena de distribución que concluye ante el consumidor, el mismo que paga hasta 600 veces más de lo que el agricultor cobra en origen.
Los atilas mandan
El sector primario, motor de la economía nacional hasta ser desbancado por el turismo, puede sucumbir por ruina y para desgracia de los ciudadanos, a los que se dirigen campañas millonarias, para que fruta y verdura fresca sean un hábito alimentario en sus vidas; implementación harto difícil ante los precios que muestran en el lineal de turno y los exiguos salarios que perciben la mayoría de los trabajadores. En este sector, para vergüenza de todos, hace años que los hijos de Atila mandan. Por donde pasan, no crece la hierba. Incendian la dignidad de aquellos que ponen la tierra, el conocimiento, su labor de 7×7, la maquinaria y las infraestructuras, a fin de sobrevivir a impuestos, desastres climatológicos y presión del ‘mercado’ que manejan esos 4 que pisan el campo con mocasines de tafilete.
Insoportable realidad
Si todo esto ya tiene calado, 2020 viene cargado de cambios, después de que la Unión Europea haya delegado la gestión de la Política Agraria Común (PAC) a los gobiernos de los países miembro. Un cambio sustancial sobre el que ya trabaja el Gobierno nacional, que aprobó en agosto un Real Decreto de regularización, y que tiene la intención de revisar toda la mecánica viciada y poner orden y concierto en la insoportable realidad. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación tiene una ardua tarea por delante que, en opinión de los que saben del tema, va a quedar en cuatro ajustes someros, rendido a la presión de los que manejan el ‘mercado’. Por su parte, los agricultores tienen a gala vivir en sus parcelas y en el tajo, con una desunión que les conduce al caos. Triste es leer a Joaquín López, pedir a sus colegas de oficio que no boicoteen las protestas en defensa de lo suyo, incluida la huelga destinada a mandar un mensaje contundente a la cadena de alimentación.
Conocer y reconocer
El panorama actual tiene muy mala pinta; ponerle remedio va a disgustar a muchos; así es que, hay demasiadas papeletas para que todo acabe como la famosa cumbre del clima de Madrid (2019). La única posibilidad de subsistencia está en las manos de quienes trabajan la tierra, si deciden caminar unidos y que su fortaleza abra las puertas a producciones sostenibles, valoradas, tecnológicamente punteras; donde mujeres, hombres y las nuevas generaciones sean un voto de calidad ineludible; y donde los consumidores aprendamos a comprar directamente al productor, en los mercados de proximidad y, entonces, sí; sí podremos consumir esas cinco piezas diarias, más saludables, menos viajadas, y con mayor conocimiento y reconocimiento.