El Gobierno de Pedro Sánchez se ha mostrado por la labor de negociar con Unidos Podemos una subida generalizada de impuestos, en especial a las rentas altas, empresas y a la banca, para conseguir su apoyo en el Congreso cuando se vuelva a presentar el techo de gasto. Si el partido de Pablo Iglesias apoyara al PSOE en su propuesta, el Ejecutivo estaría más cerca de sacar adelante una de las medidas que están estrechamente relacionadas con los Presupuestos Generales del Estado (PGE).
El Gobierno no quiere modificar el IRPF, un tema muy delicado en política. No obstante, estaría dispuesto a llegar a un punto común en otros impuestos, según la respuesta casi inmediata y positiva que dio ante el escrito, titulado Dejar atrás la austeridad, que envió el partido morado a La Moncloa. "Hay margen para elevar la aportación tributaria de las grandes corporaciones y de sectores que hoy se escapan del radar de Hacienda", aseguraron fuentes cercanas a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Aún así, el Ejecutivo apuntó a que nosería una subida generalizada de los tributos a los ciudadanos, es decir, que intentarían que la clase media se viera lo menos afectada posible.
Aunque Sánchez y Montero consiguieran el apoyo de Unidos Podemos y sus 67 diputados, el Gobierno necesitaría los votos del PNV, ERC y PDeCAT para que saliera adelante dicho plan económico. Es por eso que, aunque no tenga todas consigo para obtener dicho respaldo, ya han tenido lugar las primeras conversaciones entre los equipos de dichos partidos para permitir que el PSOE siga gobernando lo que queda de legislatura. Si no, Pedro Sánchez se vería en un grave problema, sin respaldo parlamentario y sin un plan económico con el que dirigir al país hasta 2020.
