Aunque es normal que se produzcan incendios forestales en la Selva del Amazonas durante la edad seca, que va de julio a octubre, se ha denunciado que este incremento sin precedentes se debe a la deforestación, tanto legal como ilegal, que permite utilizar los terrenos con fines agrícolas; además, también se cree que el aumento global de las temperaturas está haciendo que la región sea más propensa a los incendios.
La cuenca del Amazonas, extendida a través de cuatro países, constituye el mayor bosque húmedo tropical del mundo, en el que habitan millones de plantas y animales. Las estimaciones dicen que produce el 20% del oxígeno de la Tierra, razón por la que la región se conoce como "el pulmón de la tierra", y es crucial para la regulación del calentamiento global, puesto que sus bosque absorben cada año millones de toneladas de emisiones de carbono.
La Agencia Espacial Europea (ESA), empleando datos del satélite Sentinel-3 de Copernicus como parte del Atlas Mundial de Incendios de Sentinel-3, entre el 1 y el 24 de agosto de 2019, ha detectado 4000 incendios, mientras que durante el mismo periodo del año pasado la cifra fue tan solo de 1.110.
"Al procesar 249 imágenes tomadas en agosto de 2018 y 275 imágenes capturadas en agosto de 2019, hemos podido ver el impresionante número de incendios que asolan la Amazonia. Esto ha sido posible gracias al algoritmo de horario nocturno del atlas mundial de incendios, que evita cualquier posible falsa alarma con el algoritmo de horario diurno", explica Olivier Arino, de la ESA.
Las columnas de humo se extienden por toda la región amazónica. Los fuertes vientos han empujado el humo hasta Sao Paulo, a más de 2.500 kilómetros de distancia, donde el cielo de la ciudad se ha oscurecido de forma alarmante. Según fuentes del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de Copernicus (CAMS), el humo ha alcanzado la costa atlántica.
CAMS también informa de que los incendios han liberado 228 megatoneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, así como grandes cantidades de monóxido de carbono. El fuego está amenazando también las vidas de numerosa población indígena.
El Servicio Cartográfico en caso de Emergencia de Copernicus se activó para ayudar en la respuesta al incendio. Este servicio utiliza observaciones por satélite que sirven de asistencia a las autoridades de protección civil y, en casos de desastre, como ayuda a la comunidad humanitaria internacional en la respuesta de emergencias.
A nivel político se ha alcanzado el máximo nivel de preocupación por la gravedad de los incendios. Se considera una crisis de magnitud internacional. Los gobiernos del G7, reunidos ayer en Francia han acordado dedicar un fondo de emergencia de 20 millones de euros para ayudar a Brasil y a sus países vecinos a acabar con las llamas, según declaraciones del presidente francés Emmanuel Macron.
Josef Aschbacher, director de los Programas de Observación de la Tierra de la ESA, afirma que: "Mientras continuemos enfrentándonos a la actual crisis climática, los satélites son esenciales para monitorizar incendios en áreas remotas, especialmente en el caso de componentes clave del sistema terrestre como la Amazonia".