El 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, declarado como tal por la ONU con el fin de concienciar sobre el cuidado del medio ambiente. Tal como sucede desde 1974, cada año se selecciona un tema en concreto basado en un asunto ambiental y el de este 2019 es la contaminación del aire. La idea detrás de esta acción es invitar a cada persona a considerar los cambios que pueda hacer en su vida cotidiana para reducir la contaminación del aire que se genera en el día a día. Y dentro de esa propuesta, vuelve a tomar visibilidad una realidad que ha remontado semanas atrás durante la celebración del Día Internacional del Reciclaje que tiene que ver con la contaminación que producen los desechos electrónicos.
Un tsunami de desechos electrónicos
En palabras de Achim Steiner, antiguo director del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, los desechos electrónicos han creado un tsunami que se ha ido extendiendo por todo el mundo. Este fenómeno del que hablaba Steiner es cada vez más preocupante ya que de acuerdo con un informe presentado en Davos 2019, cada año, el mundo desecha 50 millones de toneladas de electrodomésticos y otros dispositivos electrónicos, lo que equivale a 62.500 millones de dólares. Con el volumen de esta cantidad de desechos podrían construirse 4.500 réplicas de la Torre Eiffel y llenar toda la isla de Manhattan. Además, según lo especifica el estudio del Foro Económico Mundial, solo el 20% de estos desechos se recicla.
El bajo porcentaje correspondiente al reciclaje de productos electrónicos es inquietante. El mal manejo de estos desechos causa graves consecuencias para el medio ambiente. Debido a que este tipo de dispositivos cuenta con una gran cantidad de sustancias tóxicas altamente contaminantes, sus residuos dejan una huella imborrable en el agua, el suelo y el aire. Cabe destacar además que el 80% de los desechos electrónicos acaba en vertederos o precisamente en el medio natural. Lo que demuestra la falta de políticas adecuadas en lo que concierne la gestión de estos residuos.
El 49% de los españoles no recicla su móvil
En España, quinto país de la Unión Europea que más basura electrónica genera, las costumbres de los usuarios ponen en evidencia la falta de incentivos para reciclar productos electrónicos. De acuerdo con el I Estudio Impacto Emocional y Económico móvil, realizado por SFAM, compañía europea líder en seguros para dispositivos móviles, e Ipsos, el 49% de los españoles no recicla su teléfono móvil. Lo que significa que estos dispositivos acaban guardados en armarios o cajones, sin pasar por el proceso de reciclaje. Sin embargo, pese a que esta sea la práctica más común, el 53% de los consumidores españoles asegura que compraría un móvil de segunda mano si le ofreciera una buena garantía, principalmente para contribuir a un consumo sostenible. Pero aún falta un gran trabajo detrás para incentivar a los usuarios a reciclar sus dispositivos electrónicos y así extender la vida útil de los mismos.
Es sabido que los grandes fabricantes lanzan productos nuevos cada año. Algunos incluso con intervalos cada vez más cortos. Lo que muchas veces empuja a los usuarios a reemplazar sus productos antes de tiempo, incluso aunque no lo necesiten. Esto, sumado a los altos costos de las reparaciones que muchas veces exceden los de la compra de un nuevo aparato, obliga a muchos a inclinarse por un cambio, en lugar de prolongar la vida útil de sus dispositivos. Es por ello que resulta necesario considerar ciertas alternativas que permitan postergar el cambio de productos como, por ejemplo, la contratación de seguros como el de SFAM que cubre las reparaciones. Esto permite reducir el impacto ambiental y fomentar así una visión circular de la industria electrónica en la que los recursos son revalorizados y reutilizados.
Más allá de lo que indica su nombre, la basura electrónica es en verdad, sumamente rica en elementos. Estos productos contienen más de 60 elementos presentes en la tabla periódica como el oro, el cobre y el níquel. De hecho, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU), hay 100 veces más oro en una tonelada de smartphones que en una tonelada de mineral de oro. Por lo que resulta sumamente importante recuperar y reciclar estos elementos, para así poder utilizarlos como materia prima para la creación de nuevos productos. Pero más allá de su riqueza, estos elementos presentes en los equipos electrónicos son también peligrosos para la salud humana y para el medio ambiente.
Almacenar los productos tecnológicos sin uso debe ser una cuestión del pasado. Los consumidores deben comprender el impacto de estas acciones e incorporar hábitos que disminuyan el impacto negativo en el medio ambiente. A su vez, las autoridades, las compañías de la industria y los fabricantes, deben asumir su responsabilidad y fomentar el reciclaje y frenar el incremento de los desechos. Para ello, se requieren políticas, incentivos y soluciones innovadoras que impulsen un modelo circular en el que se priorice la recuperación de los productos para su reciclaje y su reutilización.