Unicaja cayó con honores en Atenas en un partido sin brillo pero donde nunca se quiso dar por vencido. Y es que los locales mostraron una vez más su músculo, sin su líder, Spanoulis, sin Tillie pero con el resto que no son pocos ni malos. Pondría emoción Unicaja al final del choque con un triple de Ray McCallum, 71-68, pero los griegos tienen tablas y saben jugar este tipo de finales. El partido acabaría con el definitivo 80-75 para Olympiacos en un digno partido del cuadro de Plaza, que no brillante.
Desde el principio el equipo griego quiso marcar distancias, tanto fue así que en el primer cuarto el electrónico reflejaba un imponente 21-7 para el cuadro de Giannis Sfairopoulos, al que Unicaja contestó con carácter para acabar el primer acto con 21-14.
Eso sería lo más cerca que Unicaja estaría de Olympiacos, al menos hasta los instantes finales del segundo cuarto. Las distancias se mantenían con una actuación coral y sólida de los griegos, Milutinov y Thompson se encargaban de mandar y ejecutar. Por parte malagueña, Musli una vez más salió desde el banquillo dispuesto a mandar un nuevo mensaje a su entrenador. Al descanso, 37-33 y Unicaja vivo en el encuentro.
La segunda mitad empezó con una marcha más helena, los de Giannis querían evitar la sorpresa y forzaban la máquina en busca de aumentar distancias, cosa que lograron hasta llevar el encuentro hasta el +16, pero fue entonces, cuando peor pintaban las cosas para Unicaja, cuando apareció un inspirado Milosavljevic, quien con varias buenas acciones incluyendo lanzamientos, reanimó a su equipo para llegar a los últimos instantes con opciones reales de llevarse el partido.
Ray McCallum anda a lo suyo, intentando encontrarse así mismo en una competición diferente a la Liga de Desarrollo de la NBA o la propia NBA, se le presume e intuye un nivel brutal, pero le cuesta enseñarlo, si a eso sumamos un mal porcentaje de libres en este encuentro, la ecuación no parecía salir muy favorable para el americano, pero este decidió vestirse de jugador decisivo y dar lo mejor de sí mismo justo cuando más falta hacía al equipo. Pese a todos los intentos, Unicaja acabaría cayendo en Grecia pero con la cabeza alta, 80-75.
No hay tiempo para lamentaciones ni pensar demasiado, este próximo domingo espera el Real Madrid, otro encuentro a domicilio y de exigencia para un Unicaja que afronta una semana dura con doble partido en Euroliga.