Diego Costa y la Champions, la Champions y Diego Costa. En sus dos etapas como jugador del Atlético de Madrid, el killer de Lagarto ha cerrado unas magníficas cifras goleadoras en relación con los partidos jugados en esta competición. Sale a poco más de un gol por encuentro, a 1,1 tantos en concreto. Son diez los duelos que ha jugado, en los cuales ha visto puerta en nueve ocasiones.
Durante alrededor de cuatro temporadas divididas en varias etapas, Diego Costa ha sido un integrante de la primera plantilla del Atlético. Sin embargo, solo en una de ellas, la 2013/2014, ha podido disputar la Champions League. Con él como máximo estandarte, el Atlético se abrió paso entre los gigantes europeos para acabar llegando hasta la final de la competición, en la que cayeron en la prórroga del encuentro.
Aquel año, Diego marcó en prácticamente todas las eliminatorias que disputó. En dos partidos de fase de grupos ante el Austria de Viena anotó tres dianas, mientras que al Oporto le endosó un tanto en el Vicente Calderón. El Milán, en octavos, también le sufrió, con tres goles repartidos en dos partidos. Ante el Barcelona en cuartos no pudo disputar más que 29 minutos por culpa de una desafortunada lesión que le acabaría molestando en el tramo final de la campaña.
Llegaron las semifinales contra el Chelsea. Tras empatar sin goles en la ida en el que fue un encuentro tedioso, Diego llegó a Stamford Bridge con ganas de llevar al Atlético a una nueva final europea. Dicho y hecho, marcó el segundo tanto rojiblanco que dejaba sentenciada la eliminatoria, el octavo en ocho encuentros para su cuenta personal. Desafortunadamente, en la final sufriría las consecuencias de las lesiones, por lo que abandonó el terreno de juego a los nueve minutos.
Diego Costa celebró abrazado a Simeone su gol en Stamford Bridge / Foto: Atlético de Madrid
Ahora, en su vuelta a la Champions con la elástica colchonera, ha retomado su fantástica racha. Ante el Mónaco en el Luis II, Diego se mostró participativo, siendo el que más disparos realizó por parte del cuadro visitante. Su gol, tras un magnífico pase de Griezmann, fue el inicio de la remontada rojiblanca cuando peor pintaban las cosas para los de Diego Pablo Simeone. Se plantó solo ante Benaglio, y con toda la tranquilidad del mundo, definió a un lado para salvar la salida del guardameta.