Desde que llegó a Madrid en el verano de 2009 con casi 22 años, Karim Benzema se ha enfrentando a constantes críticas de una parte del madridismo considerada su detractora.
“El nueve del Madrid tiene que meter más goles” o “Este chico no parece que tenga sangre” han sido y son dos de las quejas más habituales de ese sector del madridismo que, después de tantas temporadas en Chamartín, no le traga.
Ni el hecho de llegar en el mismo verano al Madrid que jugadores con más poder mediático y más reconocidos como Cristiano Ronaldo o Kaká impidió que Karim estuviera observado con lupa aunque no hay que olvidar, pues, que en ese equipo estaba un Pipita Higuaín que comenzaba a mostrar el gran jugador que prometió ser cuando llegó al Bernabéu desde River Plate con 19 años siendo el pichichi del Madrid el anterior curso y al año siguiente mejorando sus cifras goleadores conviviendo con Cristiano.
Desde aquella primera temporada en Madrid, las cifras goleadoras de Benzema en liga no eran tan bajas a estas alturas de curso: ocho fueron los goles con los que acabó el curso 2009/2010 y en estos momentos su registro es de cinco. En estos ocho años, por muy bien o mal que Karim estuviera, la Champions ha sido su elixir y sus goles en escenarios y momentos importantes sus mejores avales.
Esos madridistas, acostumbrados a la voracidad de delanteros como Di Stéfano, Santillana, Hugo Sánchez, Butragueño, Zamorano, Raúl, Ronaldo Nazário y Cristiano sin ir más lejos, ven a Benzema una aberración estéril de sus ídolos concentrada en un delantero inexpresivo e indolente que, cuando no está inspirado, parece que todo le da igual, que con él no va la cosa. De ahí a que esa relación amor-odio entre parte de la afición y Karim a lo Sr. y Sra. Smith siga hasta hoy después de dos Copas de Europa, una Liga de 100 puntos, dos Copas del Rey , una Supercopa de España y dos Mundiales de Clubes.
Evadiendo ese atormentado vínculo matrimonial, Karim ha aparecido en la mayoría de citas europeas cuando se le ha necesitado con fútbol y goles: el himno de la Liga de Campeones y el parche de la competición en su camiseta se disfrazan de médicos para hacerle esa transfusión de sangre que necesita habitualmente según sus críticos.
Hombres G y Dani Martín, en la canción Por Qué no ser Amigos decían “Por qué odiar al diferente si no es como los demás” una reflexión que deberían hacer los que no tragan a Karim cuando posee virtudes futbolísticas distintas (ni mejores ni peores) a las de otros grandes delanteros como su gran nivel asociativo y visión de juego.
El resto del curso dictará sentencia sobre Karim como un genio incomprendido o un jugador de pasado madridista que debe hacer las maletas a otro sitio con su música.