El Juventus Stadium se ha convertido en un fortín infranqueable tanto en la Serie A como a nivel europeo, en especial para el Napoli nunca ha sido un estadio en el que sentirse cómodo. En sus siete visitas anteriores no pudo conseguir algo que no fuesen derrotas, concediendo 17 goles y anotando solo 3, pero la historia cambió con el tanto de Koulibaly, justo en el momento más importante de la temporada se rompía una maldición y se abrían las posibilidades de ganar la liga para el conjunto de Sarri.
Tan solo siete equipos habían logrado ganar a la Juventus en su estadio con anterioridad desde que se construyese -Inter, Sampdoria, Bayern, Fiorentina, Udinese, lazio y Real Madrid- y el Napoli lo logró, además, consiguiendo que la Vecchia Signora no golpease entre los tres palos en ningún momento del partido. La Serie A más reñida de los últimos años se pone así todavía más interesante si cabe.
Un punto separa a los napolitanos del liderato ostentado por la Juventus, pero en Nápoles confían en el calendario como arma a su favor. La Juventus debe enfrentarse todavía a Inter y Roma como visitante, además, el conjunto dirigido por Allegri debe verse las caras con el Milan de Gattuso en la final de Coppa -inmediatamente antes del partido en el Olímpico de Roma-, por lo que la temporada podría quedar en blanco para los turineses.
Por su parte, los mayores miedos de los partenopeos son el escaso fondo de armario del que disponen y el cansancio acumulado al final de la temporada por esa misma razón. Mertens y Hamsik acusaron esa fatiga frente a la Juventus y, aunque el equipo funciona como una máquina bien engrasada, la escasez de recambios de garantías para ciertas posiciones está sobrecargando a los jugadores. Solo el tiempo dirá quien de los dos levanta el Scudetto, mientras tanto, toca disfrutar del campeonato italiano.
