Esta muestra inaugura la programación de 2018 de la Sala Film & Video, una iniciativa del Museo para presentar piezas clave del videoarte, la videoinstalación y la imagen en movimiento, como medio artístico.
La práctica de Michael Snow abarca además del videoarte y el cine experimental, la pintura, la fotografía, la escultura y la música. Reflexiona sobre los sistemas de representación visual y no visual del mundo. Para él, la materialidad de la imagen fílmica ( su temporalidad, sonido, color, luminosidad) tiene tanta relevancia como lo representado en ella. En este sentido, el artista entiende el cine como una forma de escultura con luz y tiempo, a la vez que concibe objetos que acaparan, desvían, o bloquean la visión, logrando así revelar la capacidad de la obra de arte, para crear circuitos de atención específicos.
Las cuatro obras que componen la exposición tienen en común que la imagen se disocia radicalmente del contenido de la película o film.
– Vista (Sight, 1968), es una estructura de aluminio y plástico montada sobre una ventana, lo que delimita y restringe diagonalmente su visión. Mediante este encuadre atípico, la perspectiva desaparece y el artista obliga a dirigir la mirada a la totalidad del objeto artístico, a la vez marco y paisaje enmarcado.
– Sitio (Site, 1969/2016), es una estructura de acero inoxidable a la que acompaña un breve texto que evoca el mar y su movimiento. El artista reemplaza la imagen por la palabra y el lugar evocado por la escultura como sitio. No presenta una imagen sino la idea de una imagen.
– La esquina de las calles Braque y Picasso (The corner of Braque and Picasso streets, 2009), proyecta en tiempo real, mediante una cámara fija, una vista del exterior del Museo Guggenheim Bilbao sobre una pantalla construida con pedestales de otras exposiciones. Este dispositivo da lugar a una forma de cine efímero que capta la vida cotidiana de la ciudad sin filtro ni interacción humana.
– Observer (1974), interpela directamente al espectador, emplazándole a posicionarse en una gran equis marcada en el suelo, sobre la que se sitúa una cámara que capta su figura en tiempo real. Jugando con la perspectiva y la profundidad de campo, Snow ofrece al espectador una experiencia directa e inquietante de la transformación del cuerpo en imagen plana, en objeto puramente bidimensional.