El cantante que se convirtió en una indiscutible referencia por una trayectoria artística de cuatro décadas tan personal como polifacética. Marcada, además, por una etiqueta de genialidad que nunca le abandonó, ni en sus últimos meses y días. Porque solo está al alcance de los elegidos poder escribir el guion de un epílogo vital; así, Bowie.
Y es que el británico se detuvo prácticamente en todas las estaciones de la música pop y rock. Porque no fue sólo lo que hizo, sino lo que tocó. Y cómo. Tranformer, de Lou Reed, no hubiera sido sin él y sus coros en Satellite of love; Fame, a su vez, no hubiera sido posible sin John Lennon, pero tal vez la autoestima musical de Lennon, recuperada tras su Lost Weekend, no hubiera sido sin Fame. Por ejemplo…
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Pertenece a esa estirpe de monstruos, de gente de altura, mucha, como Elvis o Michael Jackson, entre otros, que lograron cambiar la industria y marcar a cuantos artistas han llegado después.
Era -es, siempre es- una combinación explosiva de imaginación, talento, creatividad y reinvención inagotable. A través de entrevistas con los músicos con los que ha trabajado, la recuperación de imágenes de los años en los que estuvo desaparecido (y de un poco de hemeroteca), los últimos años muestran al personaje más crudo y a la vez más cercano que Bowie ha creado nunca: él mismo, sin maquillajes, con ilusiones, sin trajes, con nuevas ideas, sin fuegos artificiales… y con pasión.
Álbumes como Low, Heroes y Lodger, abarcan el periodo conocido como la Trilogía de Berlín, a mediados de los ’70, época en la que Bowie estaba viviendo en Berlín Oeste cuando comenzó a gestarlos, -o al menos parte de ellos fueron grabados allí-.
Low, considerado uno de los discos más influyentes de Bowie, fue gestado en uno de los picos más creativos de su carrera para hacer llegar a Heroes. Grabado íntegramente en Berlín, el sonido vuelve a experimentar una clara evolución con respecto a su predecesor y cerrar esta trilogía con Lodger, sin instrumentales y más orientado hacia el pop.
Influidos por la nueva música de Alemania que era popular por ese entonces, sobre todo, el sonido de los pioneros del pop electrónico. Una serie de discos por la que Bowie contó con la especial colaboración de los productores Tony Visconti y Brian Eno.
Adorado por su música, por la familiar elegancia tropical con que durante esta época engalanó algunos de sus vídeos y por la decidida negritud de sus maniobras en el pop, Bowie, además, conocía la música negra americana a fondo.
Así. Siempre en busca de algo nuevo, diferente, creativo y satisfactorio para él, esa ansia indesmayable por ir siempre un paso más adelante, pero sobre todo un paso diferente en relación con su entorno, su época y los gustos que predominaban; un creador que lo fue de su propia vida.
Sin querer le recuerdo, viejo. Sin querer, queriendo. Seremos Héroes.