Lo que empezó como un juego de niños se ha convertido en su pan de cada día. Ha alcanzado ser un batería de prestigio, graduado con honores en Londres y Boston en sus estudios de batería. Ha aprendido de los mejores maestros en este instrumento, Juan de la Oliva, Antonio Coronel, Pedro Barceló y Miguel Morales. Con miles de conciertos y anécdotas a sus espaldas se define como un soñador, siempre con la ilusión de seguir alcanzando ilusiones. En la actualidad es freelance porque no hay más remedio y le gusta que cada artista le aporte algo nuevo.
Empezó en la música como hobby, no sabía que quería dedicarse a ella. Sus inicios se sitúan en 6º de primaria, cuando forma un cuarteto de música vocal. Ganaron unos cuantos concursos del colegio. Después de ahí el grupo se disolvió. José tocaba la guitarra y cantaba, “cosa imposible hoy en día”. Pronto se dio cuenta que no era bueno con la guitarra, no era rápido cogiendo los conceptos. Al tiempo fue cuando decidió probar con la batería.
Su primer grupo serio fue Sentados y Pensativos, con ellos comenzó a tocar y grabar sus primeros discos. “En los primeros conciertos estaba tan nervioso que me tomé uno o dos cubatas. Porque no podía aguantar los nervios. Después entendí que si cada vez que tenga que salir a tocar me tengo que tomar dos cubatas, voy a durar poco en esta profesión”. Comprendió que lo mejor era relajarse y tomárselo con tranquilidad. “Sin ese grupo yo no hubiera tenido un bagaje musical”. La música le sacó mucho de la calle y de hacer trastadas, ya que pasaba el día tocando y ensayando. Le encantaba tocar y ya se había convertido en una profesión para él.
Pasan los años y José decide compaginar sus estudios universitarios con la batería. Su rutina diaria consistía en ir por la mañana a la facultad, por la tarde al conservatorio y por la noche estudiar batería. Este era un ritmo agotador y de pronto enfermó. “Nadie sabía lo que era. A día de hoy mantengo esa enfermedad”. Tras ir a muchos médicos, finalmente le diagnosticaron Síndrome de fatiga crónica y no tiene tratamiento. Entonces llega un punto en su vida en el que no puede dedicarse a todo a la vez. Así fue como decidió centrarse completamente en la música y abandonó sus estudios de Filología Inglesa.
Se marchó a Londres y Boston para estudiar batería. En ambos sitios se gradúa con Honores, en Boston incluso con Magna Cum Laude en el año 2000. España carece de una carrera universitaria dedicada a aprender sobre dicho instrumento, por lo que tuvo que marchar al extranjero. “En música tienes que tener una parte tuya natural y después la educación reglada te aporta más herramientas”. Esta oportunidad le abre muchos abanicos de posibilidades para enriquecerse. “Con la música no se puede mentir. Cuando tocas, transmites a la persona lo que interpretas”.
De esta experiencia destaca el darle una madurez como músico, para saber en qué dirección quería ir. Estar rodeado de numerosos compañeros le sirvió para ver en qué estilo sonaba mejor y, así, centrarse musicalmente. “Mucha gente piensa que América te transforma, pero no hay transformación. Hay estudio, unos profesores tremendos y compañeros increíbles que vienen de todo el mundo. Pero tú tienes que hincar los codos”.
Un chico responsable que estudiaba todo lo posible porque sentía que se lo debía a su familia. “¿Qué hago? ¿Me dedico solo a la vida padre y de vez en cuando ensayo?”. Tenía un compromiso y ganas de devolverles esa bondad, sin sus padres dice que sería imposible que el sueño de su vida se hubiera cumplido.
Su primer trabajo profesional fue una gira con Los del Río y la famosa “Macarena”. Recuerda esa experiencia como “un flipe”. José Mena tenía 24 años, de pronto un día le llamó Juan de la Oliva, uno de sus maestros, para animarle a que se presentara a unas pruebas en las que iban a probar a unos cuantos de baterías. En esa época “La Macarena” era muy famosa, entonces pensó: “No me van a coger seguro, pero bueno”. Se presentó, tocó y tuvo suerte, ya que lo eligieron a él. Esta gira supuso dar toda la vuelta al mundo. Le dio la oportunidad de comprobar lo que era la vida real, y de hecho le encantó. “Hacer una gira mundial no quiere decir que seas un buen músico, por lo que seguí formándome y mejorando”.
En el transcurso de esta gira acumula gran cantidad de anécdotas a sus espaldas. Sin embargo, recuerda una que le marcó y cambió el sentido musical. Era el primer concierto de la gira, cuando terminó, el productor musical se acercó a él y le dijo: “Como sigas tocando así te van a echar”. No daba crédito, él pensaba que había tocado bien. “Ellos no entendían que hiciera redobles difíciles y bonitos, les sonaba raro y entendían que me estaba equivocando”. Para José Mena esto fue un descubrimiento: “Esa es la vida profesional, ahora es la vida real. Ya no estás en el local tocando”. Se lo agradeció muchísimo porque si no se lo hubiera dicho, seguiría tocando igual. El trabajo del profesional consiste en encontrar el término medio entre expresarse como músico y hacérselo fácil al artista. “Somos una empresa de servicios. Nosotros vamos a hacérselo fácil a la persona. Lo bonito es que pueda hacerlo sintiendo que tiene mucho sentido, no a regañadientes”.
Los sueños se cumplen. Cuando José Mena enferma del Síndrome de fatiga crónica, tuvo que permanecer en cama mucho tiempo. Como es de “culillo de mal asiento” no podía estar sin hacer nada. Decidió aprovechar el tiempo y al no haber en esa época el acceso a traducciones en Internet, decidió traducir al español los libros de la Serie Patterns de Gary Chaffe. Empezó a hacerlo para regalárselos a su maestro Miguel Morales. Conforme los iba traduciendo, sintió que esos libros debían ser publicados en español porque eran como parte de la enciclopedia. No dudó en contactar con editoriales, las cuales le daban largas. Hasta que un día se atrevió a escribirle un email al propio autor de los libros. Gary Chaffe ha sido maestro de los baterías más distinguidos del mundo. Su sorpresa fue cuando este le contestó y le dijo que le parecía una idea fantástica. La editorial de Chaffe, Alfred Music, quiso editar los libros. Desde que empezó la traducción hasta que finalizó, transcurrieron 8 años. La guinda del pastel fue que su foto y currículum aparecieran publicados en los libros, los cuales estudiaba cuando tenía 10 años y que ahora bajo la foto de un referente, aparezca la suya. “Te anima a que cuando tengas otro sueño lo sigas”.
Actualmente, es freelance porque “no hay más remedio”. Vivir y destacar con un grupo es complicado. El ser freelance le ofrece la oportunidad de conocer a muchos artistas e ir adquiriendo conocimientos y experiencias de cada uno. No obstante, también tiene sus riesgos. “Como freelance se pasa hambre. El músico no vive, sobrevive. Cuando no hay tantos conciertos la economía aprieta”. En estos momentos, confiesa que le apetece tranquilidad. Nota que el cuerpo y la mente le piden un poquito más de estabilidad, de centrarse en un solo proyecto, pero: “Es súper complicado tener un proyecto que te dé para comer”.
Se siente afortunado, ya que ha tenido mucha suerte con todos los artistas que ha trabajado. Ahora trabaja con Vanesa Martín y está súper contento con ella. Se deshace en elogios hacia la malagueña. “Es un dulce, te da todo tipo de facilidades. Da gusto trabajar con ella. Se preocupa de que todo su equipo esté bien. Me lo paso muy bien, tengo la suerte de que es una gira preciosa”.
A pesar de haber actuado por todo el mundo y en grandes escenarios, José Mena lo tiene claro, prefiere interpretar en un club chiquitito porque siente el calor y arropamiento del público. “Hay veces que los grandes escenarios son fríos, los músicos están alejados de los espectadores y se sienten solos”.
Resulta complicado para Mena decantarse por un referente musical. Pasan varios segundos sin respuesta, pero finalmente consigue decidirse. “Un referente sería mi maestro Pedro Barceló, batería de Sabina, porque llega en un momento en el que estoy mareado musicalmente de tanta información. De pronto me cambia la visión musical. Me ha transmitido el tocar con calma y de corazón”. Pedro le cogió en el momento adecuado y sus palabras resonaron con efecto en él.
En la actualidad está encantado de participar en la gira de Vanesa Martín. “Ahora mismo de verdad que estoy súper feliz, porque es la gira que quería hacer. Con ella estoy muy contento”.
“Virgencita que me quede como estoy”, responde sinceramente cuando se le pregunta por proyectos futuros y suelta una carcajada. Le gustaría seguir en la gira con Vanesa Martín el tiempo que dure y con un grupo de blues que tiene con cuatro amigos, Q & The Moonstones, y que dirige un productor de prestigio, que ha producido a Eric Clapton y David Bowie entre otros.
Un sueño por cumplir sería actuar con los grandes: “Te pegas una gira con Sting y lo tienes que flipar. Pero eso ya será en otra vida”. Se le dibuja una sonrisa en el rostro y sus ojos le brillan de ilusión. También le gustaría compartir escenario con Paul McCartney. Soñador sería la palabra que le definiría según el propio Mena, le gusta ilusionarse y seguir alcanzando sueños.
