Pocos directores contemporáneos han generado tanto debate como M. Night Shyamalan. Ascendido al olimpo de Hollywood con el enorme éxito sorpresa de El sexto sentido, consagrado con películas que, no obstante, comenzaron a hacerle fallar en taquilla como El protegido, Señales, El bosque o La joven del agua, y vilipendiado tras asomarse a producciones mucho más costosas como Airbender, el último guerrero y, sobre todo, After Earth, su carrera se encontraba en una encrucijada. Y Shyamalan optó por el mejor camino posible, regresar a los orígenes. La visita, una historia ya más cercana a su sensibilidad inicial, tuvo la particularidad de ser una película de found footage, pero es Múltiple la cinta con la que regresa el mejor Shyamalan.
Múltiple tiene una historia sencilla, la de un secuestro de tres chicas por parte de un tipo que cuenta con 23 personalidades diferentes. Imaginar un caso como este es el primer gran acierto de Shyamalan, el que permite que James McAvoy, protagonista del filme, pueda lucirse de una forma asombrosa. Ver cómo las diferentes personalidades van aflorando, incluso en la misma escena, es un espectáculo digno de ver, y por supuesto de escuchar con la voz original del actor. Él es el motor de la película, su alma y, en realidad, su propósito. Lo que le rodea es lo correcto, aunque también una pequeña oportunidad perdida para que el cineasta redondeara su última película hasta llegar a las cotas de sus mejores películas, que están entre el quinteto que le dio a conocer, incluyendo su ya legendaria historia de fantasmas con Bruce Willis y Haley Joel Osment.
El thriller es, de largo, el terreno en el que Shyamalan se mueve más a gusto. Múltiple, no obstante, es un salto hacia adelante. Es, por temática y por ejecución, la historia más turbia que ha salido de su imaginación. Y guarda una sorpresa final que, por fuerza, hará las delicias de quienes no han dejado de confiar en Shyamlan durante sus años más oscuros. Eso llega al final de dos horas vibrantes, llenas de elementos de interés, con flashbacks que no terminan de sacar todo el partido posible al personaje de Anya Taylor-Joy, la más intrigante de las tres jóvenes secuestradas pero que no oscurecen los muchísimos aciertos de la película, muy bien realizada y con un protagonista bestial, magnético, que atrapa con una facilidad enorme y que deja muchas puertas abiertas, en el pasado y en el futuro para que este sea un mundo que se pueda seguir explorando en el futuro, en la pantalla y, sobre todo y como todo buen thriller, en la mente del espectador.