En 2014, un extraño fenómeno trajo de cabeza a una población de Bélgica. En la comuna de Jalhay, la casa del matrimonio Lefloch se convirtió en un auténtico centro de peregrinaje. ¿El motivo? Una estatua de una Virgen que tenían en el salón y que, de forma inexplicable, todas las noches desprendía luces fosforescentes sin causa aparente. Según Nadia y Daniel, los propietarios de la vivienda (y por ende de la figura) aseguraban que era poco menos que un milagro. Incluso la mujer empezó a decir que, tras la iluminación de aquella imagen, se despertaron en ella unas facultades sanadoras. "Una señora que no subía escaleras sin bastón, le puse las manos encima antes de subir y lo hizo olvidándose del bastón", contó en su día la señora Lefloch.
Por tanto, tras difundirse por el país el enigma de la Virgen de Jalhay, centenares de curiosos comenzaron a acudir a la casa de los Lefloch. Personas de todas partes de Bélgica, ya fueran curiosas o con marcadas creencias religiosas, querían ver en primera persona la bioluminiscencia que desprendía la estatua por la noche. Así hasta que gran cantidad de fieles venidos de todas partes del mundo se interesaron por el fenómeno presuntamente inexplicable. Algo que rápidamente llamó la atención a la comunidad de científica. Por ello, investigadores de la Universidad de Lieja se presentaron en la casa donde todo estaba sucediendo para estudiar la imagen detenidamente. Los resultados fueron más que concluyentes.
Según los científicos de la Universidad de Lieja, no había nada milagroso ni sobrenatural en la Virgen de Jalhay. La luz fluorescente se debería a un revestimiento formado por polvos de sulfuro de zinc que aportaban las propiedades luminiscentes. Adujeron que se trataba de una pintura orgánica que se habría añadido a la figura y descartaban que fuera radiactiva. Cuando los investigadores mostraron sus estudios al matrimonio Lefloch, estos no se lo tomaron muy a bien. Incluso no acudieron a la rueda de prensa en la que se publicaron las conclusiones, a pesar de que fueron invitados.
Tras ello, las autoridades municipales adquirieron la estatua de la Virgen de Jalhay, no sin cierta reticencia por parte de los Lefloch. Sin embargo, finalmente accedieron y la imagen fue trasladada a la iglesia de Sart, en la misma comuna de Bélgica. Actualmente se conversa en su interior, alejada de todo el revuelo que suscitó hace ocho años. En cuanto a las facultades curativas de Nadia, se esfumaron igual que el foco mediático tras las conclusiones de la Universidad de Lieja. Es lo que tiene cuando la carga informativa desaparece…